Sobre la trascendencia del juramento hipocrático en la medicina del siglo XXI. Año 3. Número 6
21 min de lectura
Autora: Érika Aydeé Hernández Jiménez.
Resumen
El presente artículo parte de una investigación que pretende propiciar la reflexión acerca de la crisis en la ética médica actual cuyos preceptos básicos fueron influidos por el Juramento Hipocrático (Hipócrates, s. d.), un antiguo documento de origen griego, que es la base ética no sólo de la medicina sino de múltiples disciplinas y profesiones contemporáneas y que puede haber perdido su vigencia absoluta frente a los retos médicos presentes. Posterior a la presentación del texto original y dos de sus más importantes actualizaciones, se hace un breve análisis de tal juramento, se planteará la trascendencia y actualidad del texto clásico frente a las necesidades operativas y prácticas de la Medicina en el siglo XXI. Se concluye que el médico de hoy debe realizar una labor de asimilación y concientización efectiva del juramento que sustenta su actuar frente a los retos que el desarrollo de la ciencia y la tecnología han propiciado de la mano de la evolución médica, este compromiso es personal y hacia la sociedad, de ahí la trascendencia de esta labor.
Palabras clave: Hipócrates, juramento, hipocrático, medicina, estado, actual.
Introducción
Apolo, según la mitología griega, es el dios de la muerte, las plagas y las enfermedades, pero también de la curación, la protección contra las cosas malignas, la razón y la perfección. De ahí que esta deidad de la antigüedad clásica haya sido el referente no pagano más vinculado con la profesión médica desde los albores de la civilización.
Y la referencia mitológica en un artículo académico no es gratuita, en este escrito se pretende invitar a la reflexión sobre la trascendencia en la medicina moderna frente a un referente fundamental en los denominados “juramentos” de los profesionales galenos: el juramento hipocrático.
Hipócrates, médico griego cuya vida se sitúa del año 460 al 370 a. C., originario de la ciudad de Cos en Grecia, fue un galeno renombrado de la época clásica. Parte fundamental de la llamada escuela hipocrática, de la que proviene uno de los juramentos profesionales más significativos de la humanidad, el juramento que lleva su nombre y cuya revisión y trascendencia es la tarea de este artículo.
Aunque no se tiene certeza de la fecha exacta del juramento, se considera fue creado entre el siglo VI a. C. al I d. C., sin certeza de que los principios en él referido fueran aplicados antes del cristianismo.
La seriedad y la magnitud del compromiso que se asume al aceptar el juramento hipocrático es el reflejo de esta idea (jurar), en la que se evidencia el compromiso de la escuela hipocrática frente a la corrupción y a favor de la entrega profesional de los médicos en conciencia. El estudiante a galeno griego de la Escuela de Cos debía afirma su compromiso y lealtad al principio incondicional de conciencia: “No dispensaré a nadie un tóxico mortal activo, incluso aunque me sea solicitado por el paciente; tampoco daré a una mujer un medio abortivo”. Y otros lineamientos que se explorarán y analizarán más adelante.
El juramento hipocrático
A continuación el texto original del juramento de Hipócrates en español:
Juro por Apolo médico, por Asclepio, Higía y Panacea, por todos los dioses y todas las diosas, tomándolos como testigos, cumplir fielmente, según mi leal saber y entender, este juramento y compromiso:
Venerar como a mi padre a quien me enseñó este arte, compartir con él mis bienes y asistirles en sus necesidades; considerar a sus hijos como hermanos míos, enseñarles este arte gratuitamente si quieren aprenderlo; comunicar los preceptos vulgares y las enseñanzas secretas y todo lo demás de la doctrina a mis hijos y a los hijos de mis maestros, y a todos los alumnos comprometidos y que han prestado juramento, según costumbre, pero a nadie más.
En cuanto pueda y sepa, usaré las reglas dietéticas en provecho de los enfermos y apartaré de ellos todo daño e Injusticia.
Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me soliciten, ni tornaré iniciativa alguna de este tipo; tampoco administraré abortivo a mujer alguna. Por el contrario, viviré y practicaré mi arte de forma santa y pura.
No tallaré cálculos sino que dejaré esto a los cirujanos especialistas.
En cualquier casa que entre, lo haré para bien de los enfermos, apartándome de toda injusticia voluntaria y de toda corrupción, principalmente de toda relación vergonzosa con mujeres y muchachos, ya sean libres o esclavos.
Todo lo que vea y oiga en el ejercicio de mi profesión, y todo lo que supiere acerca de la vida de alguien, si es cosa que no debe ser divulgada, lo callaré y lo guardaré con secreto inviolable.
Si el juramento cumpliere íntegro, viva yo feliz y recoja los frutos de mi arte y sea honrado por todos los hombres y por la más remota posterioridad. Pero si soy transgresor y perjuro, avéngame lo contrario (Hipócrates, s. d.).
Por lo que puede apreciarse en los ocho párrafos que componen el juramento original de la escuela hipocrática, que algunas fuentes indican no fue escrito por el médico galeno, se trata de un escrito vinculado con una época y sus condiciones muy particulares. Previo a una condición monoteísta, el juramento refiere la presencia y creencia en los antiguos dioses griegos, particularmente, algo que más tarde, en el análisis del texto enfatizaremos.
Este juramento expresa un ideal moral, ético y técnico del médico clásico, elementos que siguen vigentes. Es una suerte de código de conducta que se espera de los galenos, en este caso, el juramento se realizaba cuando los estudiantes se incorporaban a la escuela para iniciar sus estudios, elemento que en la actualidad ha cambiado, pues se realiza ya que los estudiantes han concluido sus estudios y son socialmente reconocidos como “médicos”.
En cada profesión existe un conjunto especial de derechos y responsabilidades elegantemente expresadas en fórmulas tradicionales. Los que reciben títulos son admitidos inmediatamente por la sociedad a gozar de todas las responsabilidades y privilegios que dichas profesiones les otorgan.
A diferencia de la tradición moderna, en que se toma el Juramento Hipocrático durante las ceremonias de graduación, en sus orígenes este era un juramento que los estudiantes/ aprendices tomaban en el momento de iniciar sus estudios en medicina (Lemarchand, 2010).
De acuerdo con Thomas (2000), dado que la moral no se sustenta en la verdad, no es posible que sea la misma para cada individuo o país. Pero las normativas éticas sustentadas en los lineamientos jurídicos sí pueden ser guías de acción de una sociedad completa, ya que “La coherencia ético-jurídica sobre todo hace menos necesarias las reglamentaciones públicas, pues las normas éticas que vinculan a todos orientan, sin ahorrar la necesidad de tomarlas, tanto las decisiones de conciencia del médico (…)” (Thomas, 2000) como las de cualquier profesional.
En este sentido, el juramento hipocrático: “(…) fue desarrollado e implementado por la profesión médica en sí misma, ya que articula la moral interna de la profesión (…), los valores y normas intrínsecas a su práctica. Y (…) hace énfasis en la responsabilidad que tiene (…) de articular e implementar las normas relativas a los cuidados correctos” (ten Have, 2003). Y es también un compromiso de parte del galeno que asume sus obligaciones frente a su deber humano y profesional. También incluye prohibiciones y amonestaciones que ponen “(…) énfasis en el interés del paciente como obligación principal” (ten Have, 2003).
En la siguiente sección del artículo se presentarán dos actualizaciones al juramento hipocrático, pues este texto ha sido el baluarte del fundamento ético no sólo de la profesión médica sino de decenas de profesiones o áreas de especialidad.
El juramento tema de este artículo, como se puede leer anteriormente, tiene entre 20 y 25 siglos de existencia (de acuerdo con diversas fuentes). Y como se indicaba párrafos arriba, su contexto de creación refiere a la antigua sociedad griega antes de Cristo, por ello, y dada la trascendencia del texto, se ha recurrido a actualizarlo para contextualizar sus dichos (Lemarchand, 2010). Por ellos en las siguientes secciones se hará referencia a dos de sus actualizaciones importantes para proceder al análisis del original y finalmente plantear la trascendencia e importancia del mismo en la medicina del siglo XXI.
Desarrollo
El juramento hipocrático se ha modificado a lo largo de los siglos, no sólo como referente de la profesión médica (tema de este artículo) sino también de otras. Una de las primeras actualizaciones fue la realizada en 1948 por la Declaración de Ginebra.
Versión moderna del juramento hipocrático
Dos de las más importantes actualizaciones del juramento fueron propuestas por la Asociación Médica Mundial en su convención de Ginebra, una recién terminada la Segunda Guerra Mundial (1948) y la siguiente en 1968, actualizaciones en las que se mantuvo el sentido de los valores éticos expresados por el texto original y como promesa del médico hacia la sociedad al optar por su título profesional (Garcés Giraldo, 2016).
Juro (…) que yo, con todas mis fuerzas y con pleno conocimiento, cumpliré enteramente mi juramento (…), que dejaré participar en las doctrinas e instrucciones de toda la disciplina (…) a aquellos que con escrituras y juramentos se declaren discípulos míos, y a ninguno más fuera de estos.
Por lo que respecta a la curación de los enfermos, ordenaré la dieta según mi mejor juicio y mantendré alejado de ellos todo inconveniente. No me dejaré inducir por las súplicas de nadie, sea quien fuere, a administrar un veneno o a dar mi consejo en semejante contingencia.
Consideraré sagrados mi vida y mi arte (…) y cuando entre en una casa, entraré solamente para el bien de los enfermos y me abstendré de toda acción injusta (…).
Todo lo que vea y oiga durante la cura o fuera de ella en la vida común, lo callaré y conservaré siempre como secreto, si no me es permitido decirlo.
Si mantengo perfecta e intacta fe en este juramento, que me sea concedida una vida afortunada y la futura felicidad en el ejercicio del arte, de modo que mi fama sea alabada en todos los tiempos; pero si faltare al juramento o hubiere jurado en falso, que ocurra lo contrario (ONU, 1948).
Como puede leerse en la actualización del juramento de la escuela hipocrática, el lenguaje y los referentes son consistentes con la vida del siglo XX después de una de las guerras más importantes que ha sobrevivido la humanidad. En este nuevo texto ya no se jura al dios Apolo y se recurre a palabras más contemporáneas que permean la vida del ser humano como: instrucciones, contingencia, secreto, vida afortunada, felicidad.
Sin duda, para 1948, la relevancia de esta actualización era fundamental pues después del conflicto armado por el que el mundo había atravesado y las circunstancias a las que médicos se enfrentaron no sólo para aliviar sino por decisiones gubernamentales fueron una muestra de que era necesario actualizar para asegurar la vigencia de este juramento y darle validez, al menos en los países que formaban parte de Naciones Unidas.
Pero esta no ha sido la única actualización de este código de ética profesional, para fines de este artículo también es oportuno hacer referencia a una actualización posterior pero igualmente significativa, la realizada 20 años después de concluida la Segunda Guerra Mundial.
Ajuste de 1968 al juramento hipocrático
Para 1968, la Asociación Médica Mundial nuevamente en su convención de Ginebra decidió actualizar el ajuste al juramento hecho por la misma institución 20 años antes. A continuación el texto completo.
En el momento de ser admitido como miembro de la profesión médica:
Prometo solemnemente consagrar mi vida al servicio de la humanidad. Otorgar a mis maestros el respeto y la gratitud que merecen.
Ejercer mi profesión a conciencia y dignamente.
Velar ante todo por la salud de mi paciente.
Guardar y respetar los secretos confiados a mí, incluso después del fallecimiento del paciente.
Mantener, por todos los medios a mi alcance, el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica.
Considerar como hermanas y hermanos a mis colegas.
No permitiré que consideraciones de edad, enfermedad o incapacidad, credo, origen étnico, sexo, nacionalidad, afiliación política, raza, orientación sexual, clase social o cualquier otro factor se interpongan entre mis deberes y mi paciente.
Velar con el máximo respeto por la vida humana.
No emplear mis conocimientos médicos para contravenir las leyes humanas, incluso bajo amenaza.
Hago estas promesas solemne y libremente, bajo mi palabra de honor.
Como es evidente en esta segunda actualización del juramento original de la escuela hipocrática, el texto parece cada vez más vinculado al carácter humano tanto del médico como del paciente. Se mantiene igualmente el compromiso ético a la profesión y se enaltece el valor del galeno y sus colegas como profesionales a favor de la salud y dignidad del enfermo.
Es posible notar en la actualización de 1968 que situados en el siglo XXI hay detalles que en la actualidad serían cuestionables dados los cambios sociales de la civilización. Por ello es fundamental entender que este código ético es útil a nivel profesional, pero que requiere ajustes que refieran el momento actual, a pesar de la vigencia de ciertos preceptos después de 25 siglos de enunciado el texto original.
En la siguiente tabla es posible identificar todos los código éticos profesionales que han sido inspirados y/o han emanado del juramento hipocrático original, para fines de este artículo sirven para evidenciar la importancia de estos códigos frente a la labor de los profesionales en diversas áreas de la vida.
Tabla 1. Propuestas de juramentos hipocráticos, códigos y compromisos profesionales. Fuente: Lemarchand (2010).
A continuación se procederá a realizar un breve análisis del juramento hipocrático original dada la evidencia actual que los códigos de ética tienen y que han emanado de este texto original.
Análisis del juramento hipocrático
No es el propósito del presente artículo hacer un análisis exhaustivo del juramento hipocrático; sin embargo, para proceder con el planteamiento de la trascendencia, vigencia y renovación hipocráticas en la formación médica, es pertinente analizar el texto original a nivel pragmático.
En su formato original, se pueden distinguir tres secciones del juramento bien diferenciadas: En la primera parte el aprendiz reconoce sus obligaciones personales con respecto a sus maestros. Como tales se pueden considerar que estas obligaciones eran, en realidad, mutuas. En la segunda parte, el aprendiz promete esmerarse en la práctica del arte de la medicina y mantener los más altos estándares profesionales que le sean posibles, comprometiéndose a transmitir y legar ese conocimiento luego a sus propios estudiantes/aprendices. Finalmente, en la tercera parte se comprometen a utilizar su conocimiento únicamente para aliviar el sufrimiento, garantizar la confidencialidad con sus pacientes y esmerarse para que en todo momento se evite generar cualquier tipo de daño (Lemarchand, 2010).
En el primero de los ocho párrafos que dice: “Juro por Apolo médico, por Asclepio, Higía y Panacea, por todos los dioses y todas las diosas, tomándolos como testigos, cumplir fielmente, según mi leal saber y entender, este juramento y compromiso:” (Hipócrates, s. d.), se hace referencia a la familia del dios Apolo y a él mismo como causantes de la curación humana, ya que para las antiguas civilizaciones no es el ser humano capaz de paliar la enfermedad sino las máximas deidades, en este caso el dios griego. Además de que los juramentos suelen hacerse frente a las más elevadas referencias espirituales de quien jura, esto, cabe aclarar, sería un elemento importante de ajustar del texto original y que a partir del ajuste de 1948 así ocurrió (Benavides, 2007).
“Venerar como a mi padre a quien me enseñó este arte, compartir con él mis bienes y asistirles en sus necesidades; considerar a sus hijos como hermanos míos, enseñarles este arte gratuitamente si quieren aprenderlo; comunicar los preceptos vulgares y las enseñanzas secretas y todo lo demás de la doctrina a mis hijos y a los hijos de mis maestros, y a todos los alumnos comprometidos y que han prestado juramento, según costumbre, pero a nadie más” (Hipócrates, s. d.), es el segundo párrafo en el que se enfatiza la veneración por el padre que enseña la profesión, como ocurría en la antigüedad donde ciertas prácticas se transmitían de padres a hijos, ese elemento en la actualidad no es vigente. Igualmente se advierte que el galeno transmitirá a sus hermanos e hijos sus conocimientos, a sus alumnos comprometidos, siempre y cuando hayan tomado este juramento, pero a nadie que no esté comprometido con la profesión. Con respecto de ese fragmento, en la actualidad los médicos suelen enseñar en las facultades de medicina a los integrantes de los colegios, sin importar sus lazos de sangre o compromiso hacia la profesión médica, de ahí que este elemento sería un factor no actual, igualmente que la gratuidad, pues no es novedad que muchas escuelas de medicina suelen ser las más caras con respecto de los estudios universitarios en diversas partes del mundo.
El tercero de los párrafos indica: “En cuanto pueda y sepa, usaré las reglas dietéticas en provecho de los enfermos y apartaré de ellos todo daño e injusticia” (Hipócrates, s. d.). En este caso, uno de los principios éticos en la Medicina, el beneficiar la salud del enfermo, es el fundamento de esta sección del texto original. Su vigencia es no sólo innegable sino en temas de actualidad discutible si se piensa en temas como el aborto, la eutanasia, el uso de medicamentos científicamente probados con repercusiones secundarias (a la salud del paciente) que se abordan en el cuarto párrafo que dice: “Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me soliciten, ni tornaré iniciativa alguna de este tipo; tampoco administraré abortivo a mujer alguna. Por el contrario, viviré y practicaré mi arte de forma santa y pura” (Hipócrates, s. d.). Finalmente en “(…) viviré y practicaré mi arte de forma sana y pura”, la alta virtud de los galenos griegos se ve reflejada en este ideal, pero había que cuestionase qué tan puros y honestos son los galenos actuales, sin importar la región del mundo en la que vivan (consideremos sus excesos, adiciones, prácticas poco éticas, entre otros aspectos conocidos). Hoy, incluso, muchos médicos se enfrentan a demandas contra su labor por haber causado daños al paciente, sea con consciencia plena o por error humano.
“No tallaré cálculos sino que dejaré esto a los cirujanos especialistas” (Hipócrates, s. d.) es el texto del quinto párrafo, y refiere, principalmente, a que el galeno debe hacer procedimientos exclusivamente si es especialista, de lo contrario deberían abstenerse y dejar que un médico experto intervenga, aquí la actualidad del texto es indudable y algo que en la profesión médica se ha profundizado con el tiempo en lugar de aligerarse como otros factores en párrafos anteriores.
En el sexto párrafo se lee: “En cualquier casa que entre, lo haré para bien de los enfermos, apartándome de toda injusticia voluntaria y de toda corrupción, principalmente de toda relación vergonzosa con mujeres y muchachos, ya sean libres o esclavos” (Hipócrates, s. d.). En este fragmento se hace nuevamente referencia al cuidado del enfermo y a la justicia, honestidad y cero ofensas, mucho más si el galeno acude a casa del paciente. Aquí se hace referencia, incluso, a las prácticas sexuales entre médicos y pacientes, siempre castigadas y prohibidas. Estos elementos en la actualidad son vigentes, por lo que en este segmento se elude a consideraciones no variables en el siglo XXI.
El penúltimo párrafo del juramento original indica: “Todo lo que vea y oiga en el ejercicio de mi profesión, y todo lo que supiere acerca de la vida de alguien, si es cosa que no debe ser divulgada, lo callaré y lo guardaré con secreto inviolable” (Hipócrates, s. d.), haciendo referencia al secreto profesional, hecho que en la actualidad es delicado ya que ciertos datos o información que el médico posea y no divulgue puede repercutir en el daño a otras personas, por ejemplo cuando el paciente tienen una enfermedad de transmisión elevada al tener contacto con otros, cuyo deber será considerar no sólo el secreto sino la salud y peligro a la vida de otros que no son sus pacientes (Benavides, 2007). Este elemento no era notorio en la antigua Grecia, pero en la actualidad tiene una relevancia diferente. Hoy, incluso por deberes legales, de aseguradoras o por incurrir en delitos debe reconsiderarse la apertura del secreto profesional.
El párrafo final del juramento hipocrático original plantea: “Si el juramento cumpliere íntegro, viva yo feliz y recoja los frutos de mi arte y sea honrado por todos los hombres y por la más remota posterioridad. Pero si soy transgresor y perjuro, avéngame lo contrario” (Hipócrates, s. d.). Indudablemente, este fragmento simboliza la garantía que una adecuada formación técnica y práctica del médico tiene como consecuencia, la cual cierra al jurar el día que socialmente se le considera un galeno profesional. Sin duda la vigencia de esta sección es absoluta, no admite discusión. Pero aquí consideramos que este párrafo es vital pues refrenda el compromiso personal del nuevo profesional a acatar lo indicado en todo el juramento desde su fuero interno. Y es importante y trascendental pues reitera el juicio positivo a tener una ética profesional inamovible para los graduados en Medicina.
“La ética médica se define como una serie de normas de conducta en los trabajadores de la salud. La bioética, nuevo paradigma de pensamiento en el ejercicio de la profesión médica, tiene como principios: la beneficencia, que trata sobre la obligación de ayudar al paciente; la no maleficencia, es la obligación de no causar daño por negligencia o intención y la confidencialidad” (Larrea Fabra, 2016). Indiscutiblemente, después de este análisis al juramento original de la escuela hipocrática, es posible conceder que en el siglo XXI hay elementos vigentes y otros que deben reconsiderarse frente a los avances científicos y tecnológicos que hoy colocan a la Medicina frente a una encrucijada ética más delicada que hace 25 siglos.
Para Garcés Giraldo: “El Juramento hipocrático ha sido propuesto como un instrumento para que los científicos se comprometan a utilizar sus conocimientos en beneficio de la humanidad, y para que asuman las pertinentes responsabilidades individuales y colectivas destinadas a evitar daños a la humanidad y a la naturaleza” (Garcés Giraldo, 2016). Elementos que dos milenios y medio después siguen siendo prioritarios, a pesar de algunos ajustes referentes a los avances de la ciencia.
Por lo tanto, la trascendencia del juramento hipocrático en este siglo XXI en la profesión médica es no sólo incuestionable y vigente sino un baluarte que pondera el compromiso personal del galeno frente a la sociedad y la comunidad profesional de la que forma parte a partir de suscribir algún juramento que proviene del de la escuela hipocrática milenios atrás. “De manera muy general, la definición de juramento es: un compromiso público que hacen los profesionales y que contiene unos principios para actuar éticamente en la profesión” (Garcés Giraldo, 2016).
Y dado que (…) un juramento es un llamado a un principio o a una serie de principios que deben ser universalizables, es decir, que puedan ser aplicados a todos los individuos en circunstancias similares. Así, el juramento es una forma privilegiada de asegurar que las personas se involucren personalmente y se obliguen abiertamente, a través de un compromiso público que se constituye por la declaración de principios éticos que cada uno acepta cumplir” (Have, 2010). En la actualidad no es sólo un hecho esperable sino necesario frente a las encrucijadas éticas, morales y personales que los profesionales de la Medicina enfrentan cotidianamente. Por ello es fundamental no sólo mantener estos juramentos en médicos y diversos profesionales sino revitalizar su importancia en un siglo en el que las guerras, las hambrunas, los excesos, los abusos y la falta de respeto a la dignidad humana enarbolan banderas de colores y estilos diversos. Un juramento y compromiso personal, al no ser cuestionables, pueden ser las semillas de dignidad y valor humano que requiere la civilización actual.
Condiciones actuales no previstas en el juramento hipocrático
En esta última sección del artículo se hará mención de algunas cuestiones de la actualidad que no son consideradas en el juramento hipocrático original y cuyas temáticas renovarían la vigencia del texto original, sin que eso sea exclusivo de una asunción o no del texto de la escuela griega. Y debido a que “(…) los juramentos éticos han cobrado interés en los últimos tiempos como una manera de lograr que los investigadores se comprometan a ser responsables y éticos en las áreas de su desempeño profesional, dentro de una sociedad que tiene que contar con valores humanos, sociales y ambientales, hoy en día tan cuestionados” (Garcés Giraldo, 2016), es vital atender ciertas temáticas para actualizar y mantener al día los códigos de ética profesionales que provienen del texto analizado en este artículo.
Los avances tecnológicos y científicos han propiciado una serie de cuestionamientos éticos que un juramento profesional debería considerar como:
-El aborto, que no en todo el mundo es aceptado por cuestiones diversas.
-La reproducción asistida.
-Los diagnósticos prenatales.
-La eutanasia, que es aceptada en escasos lugres del orbe.
-La tecnología genética.
-La informática aplicada a la salud, como operaciones a larga distancia o la generación de órganos en impresoras 3d.
-Los trasplantes, que en algunas regiones o por cuestiones culturales pueden considerarse una práctica no aceptable.
-Uso de anticonceptivos y de la planificación familiar.
-No mantener el secreto profesional y la confidencialidad en casos donde peligra la salud de terceros.
-La decisión del paciente, previa información del galeno, a tomar o no un procedimiento médico o terapéutico si así lo decide, aún poniendo en riesgo su salud.
La fidelidad al compromiso trasciende las épocas y culturas históricas, así como la manera meramente externa y formal de expresarlo. En definitiva, como documento ético el juramento hipocrático tiene la peculiaridad de no ser un código prohibitivo, sino la expresión de un ideal de conducta, una aspiración a un comportamiento médico ejemplar y, en lo profundo, un proyecto de vida. Lo importante es que ese ideal de conducta médica sigue siendo hoy, en las postrimerías del siglo XX, tan valedero como lo era hace 2500 años. Si no fuera así, el juramento hipocrático se habría perdido en la oscuridad de los tiempos (Goic, 2003).
Pero, de acuerdo con Pérez-Tamayo (2005), el Código de Ética Médica de la American Medical Association (AMA) es un juramento muy representativo de muchos otros códigos contemporáneos, proviene, sin duda de los preceptos del juramento hipocrático original y marca los estándares de comportamiento y los aspectos de conducta con honor de un galeno, y dice:
1. El médico estará dedicado a proporcionar servicios médicos competentes con compasión y respeto por la dignidad humana.
2. El médico debe tratar honestamente con pacientes y colegas, y exponer a aquellos médicos deficientes en carácter y competencia, o que practiquen el fraude y el engaño.
3. El médico debe respetar la ley y asumir la responsabilidad de buscar cambios en los requerimientos que sean contrarios a los mejores intereses del paciente.
4. El médico debe respetar los derechos de los pacientes, de los colegas y de otros profesionales de la salud, y también debe mantener la confidencialidad del paciente dentro de los límites de la ley.
5. El médico debe continuar estudiando, aplicando y avanzando el conocimiento científico, comunicar la información relevante al paciente, a los colegas y al público, solicitar consultas y usar el talento de otros profesionales de la salud cuando esté indicado.
6. Excepto en emergencias, el médico debe poder decidir libremente a qué pacientes atender, y el ambiente en el que desea proporcionar sus servicios.
7. El médico debe aceptar su responsabilidad de participar en actividades que contribuyan a mejorar su comunidad (Pérez-Tamayo, 2005).
Conclusiones
Comparando el Juramento Hipocrático con los principios de ética médica de la AMA, es obvio que no coinciden en nada: en los principios de la AMA no se convoca a ninguna deidad, no se mencionan las relaciones del médico con su profesor y su familia, no hay prohibiciones específicas relacionadas con eutanasia, aborto, relaciones sexuales o práctica de la cirugía, y el secreto profesional se condiciona a lo requerido por la ley o por el beneficio del individuo o de la comunidad. Tampoco se habla de la injusticia o de la santidad, pero en cambio se agrega que el médico está al servicio de la humanidad y no del paciente individual, que debe mejorar continuamente sus conocimientos, que su práctica médica debe ser científica, que no debe asociarse con charlatanes y que debe denunciar la conducta irregular de sus colegas (Pérez-Tamayo, 2005).
Por lo tanto, parece pertinente, ya sea partir del juramento hipocrático original o sus actualizaciones de 1948 o 1968, o hacer un trabajo de análisis de lo que ocurre en la profesión médica actual y los avances de la ciencia para proponer como en el caso de la AMA unos lineamientos éticos para los galenos: oportunos, críticos, incuestionables, que tengan un valor insustituible para los médicos que se gradúan de las escuelas de medicina y enfrentarán los retos del siglo XXI.
Para Pérez-Tamayo (2005): los objetivos de la medicina pueden concentrarse en: “lograr que hombres y mujeres vivan jóvenes y sanos toda su vida y mueran lo más tarde y dignamente que sea posible”. Por lo que propone un código más breve y sencillo en cuatro reglas de comportamiento: “Estudio continua, Información y docencia, investigación científica, manejo integral” (Pérez-Tamayo, 2005).
La labor de determinar, actualizar o refrendar códigos y juramentos éticos profesionales es una labor colectiva que deriva en un compromiso personal y moral frente a una sociedad que espera el más digno y honesto comportamiento de sus médicos para lograr una sociedad con una calidad de vida mejor. Por ello no es sólo oportuno visualizar las condiciones morales del galeno sino su contexto ambiental, social, económico y cultural que marcan el camino a seguir por los profesionales del siglo XXI.
A través de los siglos los avances tecnológicos, científicos y médicos ponen a prueba los ideales hipocráticos. Hoy la vida se puede mantener con respiradores, sondas de alimentación, diálisis. Hay avances genéricos, de clonación animal, modificaciones en las relaciones paciente-médico, autonomía y acceso a información mediante internet. Y una estructura sanitaria tan compleja que las responsabilidades del galeno son hoy muy conflictivas y los cuidados de salud ya tienden a la multidisciplinariedad que los afecta aún más. La profesión médica ha sido forzada a enfrentar todos estos factores, 25 siglos después de un juramento en una profesión que se heredaba de padres a hijos, actualmente el reto es mayúsculo en el cuidado del paciente y el papel de la profesión y sus actores.
Bibliografía
Alfonso, L. M. B. (2015). Responsabilidad médica y su efecto en materia penal. Revista de la Facultad De Derecho y Ciencias Sociales (U.N.A.), edición 2015:473-500.
Benavides, J. L. I. (2007). El Juramento de Hipócrates ¿Aún vive? Medicina Universitaria, 9(37):219-30.
De Cos, H. (s. d.). Juramento hipocrático. Cos, Grecia, 500 a. C.
Garcés Giraldo, L. F. (2016). Oaths and promises of professionals in areas that work with animals: Groundwork for a bioethical promise of scientists who experiment with animals (Part I). Civilizar Ciencias Sociales y Humanas, 16(30):261-272.
García, C. (1983). Tratados Hipocráticos. Madrid: Gredos.
Gelpi, R., Pérez, M., Rancich, A. y Mainetti, J. (2000). Confidencialidad en los Juramentos Médicos (Cuando el cuervo blanco se vuelve gris…). Medicina (Buenos Aires), 60:506-14.
Goic, C. (1993). El juramento hipocrático: ¿Una veneración ciega?
Guerrero, P. Á. R. (2016). Hacia la fundamentación ontológica de la ética médica. ARS MEDICA Revista de Ciencias Médicas, 33(1):1-15.
Have, T. (2010). Hacia un juramento ético universal para científicos. En Lemarchand, G. A. (Ed.). Ciencia para la paz y el desarrollo: el caso del Juramento Hipocrático para Científicos (pp. 17-29). Montevideo: UNESCO.
Kvitko, L. A. (2010). La Relación Médico Paciente Hipocrática. Medicina Legal de Costa Rica, 27(1):07-14.
Larrea Fabra, M. E. (2016). Ética Médica. Archivos del Hospital Universitario “General Calixto García”, 4(3):1-2.
Lázaro, J. y Gracia, D. (2006). La relación médico-enfermo a través de la historia. Anales del sistema sanitario de Navarra, 29:7-17.
Lemarchand, G. A. (Ed.). (2010). Ciencia para la paz y el desarrollo: el caso del Juramento Hipocrático para Científicos, (p.p. 39-110). Montevideo: UNESCO.
Lence Anta, J. J. (2003). El error. ¿De Hipócrates o de profesionales sanitarios inadaptados? Revista Cubana de Medicina, 42(2):99-102.
Palacio, R. C. (2003). El juramento hipocrático: una ética para hoy. Persona y Bioética, (19).
Pérez, M. L., Rancich, A. M. y Gelpi, R. J. (2004). Compromiso de retribución justa en los juramentos médicos. Rev Assoc Med Bras, 50(3):338-343.
Pérez-Tamayo, R. (2005). Ética médica, salud y protección social. Salud pública de México, 47(3):245-251.
Rancich, A., Pérez, M., Gelpi, R. y Mainetti, J. (1999). Análisis de los principios éticos de beneficencia y de no maleficencia en los juramentos médicos, en relación con el hipocrático. Gaceta Médica de México, 135(3):345-51.
Remis, J. A. (2009). Pasado y presente del juramento hipocrático: Análisis de su vigencia. Revista argentina de radiología, 73(2):139-141.
Ruiz, W. (2011). La responsabilidad médica en Colombia. Criterio Jurídico, 1(4).
Thomas, H. (2000). De Hipócrates a Kevorkian: ¿Hacia dónde va la ética médica. Original: Von Hippokrates zu Kevorkian: Wohin treibt das Arztethos? En Imago Hominis (Quartalschrift des Instituts für Medizinische Anthropologie und Bioethik. Wien), 7(1):49-58.