Hace unos días, el huracán Beryl inició un recorrido terrorífico por las costas del atlántico y el mar caribe, devastando regiones como Jamaica y las Granadinas.
Lo peculiar de este fenómeno es el momento en el que ocurre, inicio de julio, cuando lo más común para fenómenos de este tipo con la fuerza de Beryl es que aparezcan entre agosto y octubre. ¿A qué se debe esto? Sin duda a la relación entre cambio climático y la formación de los huracanes.
El cambio climático sí está afectando la formación y el comportamiento de los huracanes en el mundo, por ejemplo respecto de su frecuencia de aparición, intensidad y estancamiento.
Por qué es importante esto, porque aunque globalmente los huracanes han disminuido en número a nivel global, parece que hay más huracanes en la región del Atlántico norte y la afectación para México en la zona del Golfo de México es más que evidente.
Finalmente, y quizá uno de los elementos más delicados es el estancamiento de los huracanes al tocar tierra, este factor es uno de los más alarmantes pues con huracanes más potentes implica que la cantidad de vientos y precipitaciones serán mayores en una misma región, provocando devastaciones mayores a las de antes.
La conclusión es que el aumento de las temperaturas en la Tierra y su aumento sí está afectando el clima global, de ahí que los huracanes son cada vez más intensos, menos predecibles y más devastadores, por lo que nuestras acciones individuales contra el cambio climático son cada vez más.