Factores de riesgo que incrementan la probabilidad de que la familia abandone a un adulto mayor AÑO 1. Número 3

RESUMEN

El tema de la tercera edad despertó mi interés, por un lado, por el  crecimiento actual de la población anciana, y por otro lado, porque considero que este sector poblacional es poco abordado por el psicólogo.
Se realizó una búsqueda bibliográfica de forma cualitativa acerca del tema, de la cual se obtuvo información relevante. Sin embargo, se detecta que actualmente es poco estudiada esta población y su problemática, puesto que las referencias no son muy actuales.

PALABRAS CLAVE: Factores de riesgo, abandono, familia, adulto mayor.

INTRODUCCIÓN
El presente ensayo está basado en una revisión bibliográfica derivada de una pregunta de interés. En ella se utilizaron descriptores y palabras clave que fueron introducidas en la base de datos EBSCO Host, así como en los buscadores de algunas revistas de psicología en línea: Redalyc, Enseñanza e Investigación en Psicología y Revista de Psicología. La búsqueda arrojó los resultados que se reportan e continuación.

DESARROLLO
El envejecimiento de la población constituye un dato incontrastable de la realidad social. El prolongamiento del periodo de fecundidad y el incremento de la esperanza de vida han propiciado un aumento nunca antes visto del grupo de personas de la tercera edad.

En los próximos años, México pasará de ser un país joven con un aproximado actual de 9 millones de personas de la tercera edad, a constituirse por una población anciana, puesto que, según datos del Consejo Nacional de Población, se estima que en el año 2050 el país estará alojando a 132 millones de adultos mayores; en otras palabras, uno de cada cinco habitantes formará parte de la población de la tercera edad en el país.

La vejez es una etapa normal del desarrollo humano. La transición de una etapa de la vida a otra tiende a ser abrupta, pero también hay continuidad. Desde un punto de vista meramente psicológico, en la tercera edad se aprecian cambios en las distintas esferas de la personalidad del anciano, que la distinguen de otras etapas del desarrollo. La expresión tercera edad se refiere a aquella fase de la vida en la que el individuo percibe y afronta, solo o en pareja, la reducción progresiva de sus capacidades y de su salud.

Durante esta fase no sólo la persona sufre los cambios, sino también la propia familia, pues el contexto en el que se desarrolla el adulto mayor ha presentado modificaciones sin que los miembros del sistema familiar se hayan percatado de ello. Los roles y las actividades ya no son las mismas; el anciano ahora se ha convertido en abuelo, mientras que, por otro lado, los hijos cumplen con distintas responsabilidades como son su propio trabajo y el cuidado y educación de los hijos. En consecuencia, debido al ritmo de vida que les impone la misma sociedad, las familias dedican poco tiempo a la atención y cuidado que los ancianos requieren.

Ahora bien, se entiende por abandono la deserción de un individuo que tenía la custodia física o había asumido la responsabilidad de proporcionar cuidado a un anciano.

Diversos factores pueden provocar que una persona abandone a otra a cualquier edad. Sin embargo, durante esta última etapa de la vida, el abandono se incrementa debido a que pueden surgir muchas situaciones que lo provocan. Entre ellas se encuentran las siguientes: una historia de violencia o la continuación de ésta en la relación entre los miembros del sistema familiar; la presencia de un cuidador que tiende a utilizar la violencia como método para resolver los problemas; el estrés del cuidador; el abuso de sustancias tóxicas; el estrés financiero o problemas económicos; la falta de conocimientos o de habilidades del cuidador; las enfermedades mentales o emocionales.

El mayor riesgo de abandono surge en relación con aquellas personas que generan más carga de trabajo. Según estadísticas a escala mundial, el 25% de las personas mayores de 65 años, altamente dependientes y cuidadas en su domicilio, podría sufrir algún tipo de maltrato. Lo que se deduce es que a mayor edad y mayor grado de dependencia, mayor es el riesgo de que las personas ancianas puedan sufrir algún tipo de abuso. Por otro lado, el 53.6% de los cuidadores dedican el día entero a atender al mayor, viendo afectadas áreas de su vida personal y también su trabajo.

CONCLUSIONES
Para enfrentar los problemas de la vejez, se hace necesaria la participación del psicólogo de manera particular, quien tiene una función importante en la atención del adulto mayor. Su labor es atender las necesidades emocionales, afectivas y terapéuticas de los ancianos. De la Fuente, Medina y Caraveo (1997) afirman que poco se ha hecho en el campo de la salud mental de los adultos mayores, pero que mucho se puede hacer en el futuro: promoción de la salud, asistencia, rehabilitación, investigación y enseñanza.
El psicólogo, en conjunto con un grupo multidisciplinario dedicado a la salud, tiene la importante función de reorganizar en los ancianos su manera de ver y sentir la vida para que esos cambios, si surgen, no alteren su salud integral y bienestar emocional.
Las investigaciones revisadas revelan que actualmente la situación de la población de tercera edad no es muy estudiada, ya que la evidencia muestra que los datos no son actuales. Así, no pueden considerarse como una evidencia empírica.

BIOGRAFÍA
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Schaie, K. Warner; Willis, Sherry L. (2003). Psicología de la Edad Adulta y la Vejez (5ª edición). España: Pearson Educación.

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