<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=186146087706618&amp;noscript=1"> La mujer en la cultura laboral del nuevo milenio. Año 3. Número 6

La mujer en la cultura laboral del nuevo milenio. Año 3. Número 6

9 min de lectura

Autor: Efraín Saucedo López.

RESUMEN

El presente artículo responde a ¿cuáles han sido los retos y oportunidades que han tenido que sortear las mujeres para ganarse un sitio en el mundo global de nuestros días? en el marco del Día Internacional de la Mujer en que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud Sección 33 en San Luis Potosí México, presentó en 2015 un ciclo de conferencias. Este artículo es el resultado de la reflexión de este tema.

PALABRAS CLAVE: Cultura, organizacional, valores, estereotipos, creencias, mito, dogma, género, sexo, ideas, irracionales.

INTRODUCCIÓN

Una de las acciones fundamentales de la psicología del trabajo es estudiar y entender la complejidad de los actos humanos y la forma en que estos influyen en las organizaciones. Según Robbins (2009), “La satisfacción en el trabajo está determinada por la percepción de justicia”. Esta opinión nos coloca en un espacio de reflexión que nos obliga a entender que la herramienta más poderosa que tiene un administrador es el trato con las demás personas, un trato digno, equitativo e igualitario que contempla los requisitos básicos que dieron origen a la nueva cultura laboral.

Históricamente las funciones productivas en los centros de trabajo generan poder, autoridad y estatus. Esta es la base de la división sexual del trabajo y probablemente el origen de la subordinación en las organizaciones, de esta forma los rasgos físicos o la herencia biológica parece un indicativo de desigualdad, expresada en prácticamente todos los ámbitos del desarrollo humano.

En la actualidad, las diferencias de sexo no son determinantes en el desarrollo profesional y productivo y la mayoría de las mujeres tienen la necesidad de trabajar por ser cabezas de hogar, por el interés de desarrollarse profesionalmente, por la necesidad económica, por estatus, por apoyo familiar o por salud emocional, esa es la realidad organizacional que vive el mundo moderno.

Este punto adquiere especial relevancia en la realidad laboral que estamos viviendo donde las mujeres ocupan cargos públicos con un alto nivel de responsabilidad y se han sabido conducir con los elementos necesarios para cumplir los objetivos o las metas trazadas. Si como muestran los indicadores de actividades ocupacionales, la mujer está física y emocionalmente mejor dotada que el hombre para las actividades relacionadas con el cuidado y atención de sus semejantes, eso ya sería razón suficiente para dejar el tema del sustento en manos femeninas y reinventar nuestro modelo de desarrollo económico (González Martín, 2007).

En este contexto cambiante y de alta flexibilidad, cada vez es más necesario valorar el talento y desarrollar la tolerancia hacia la apertura de nuevas áreas de oportunidad para el ingreso y desarrollo de las mujeres en los centros de trabajo, en igualdad de condiciones que los hombres, mediante el desarrollo de su capital humano, entendido como el conjunto de competencias y capacidades individuales que inciden en su bienestar personal, familiar y social; así como el respeto a una cultura de equidad y con sentido social que valore la aportación básica y fundamental del trabajo productivo y reproductivo femenino para el desarrollo sustentable de nuestro país.

Lo anteriormente expuesto obliga a las nuevas generaciones de empresarios a conocer la contribución femenina en el mercado laboral y las principales limitantes que puedan impedir su desarrollo profesional o su participación más protagónica en la toma de decisiones (Abramo, 2007). Y modificar las expectativas para lograr contribuir a la reflexión sobre la influencia de los factores de la construcción social del género en el trabajo. Los atributos, estereotipos, los valores, las funciones y los roles (productivo para los hombres y reproductivo para las mujeres) asignados a partir de sus características biológicas y que han dado origen a esta posición complicada de la mujer en el trabajo.

DESARROLLO

La cultura es un concepto de especial relevancia en todo contexto social al entenderla como las costumbres que nos hacen comportarnos diferente de acuerdo a nuestra estructura psíquica, geográfica y social. La cultura se traduce en la manera tradicional y habitual de pensar, sentir y actuar, se enraíza en sus rituales, tradiciones e historia de cada pueblo u organización. La cultura de trabajo en nuestros días contempla los estilos de vida globales y la diversidad laboral como un elemento distintivo de las organizaciones cuyo principal reto es adaptarse a los cambios vertiginosos de nuestra sociedad altamente globalizada.

¿Qué es la cultura organizacional y cómo se construye?
La cultura organizacional es un conjunto de valores, creencias, tradiciones y formas de trabajar que de manera voluntaria o involuntaria cada organización adopta con el tiempo y que condiciona el pensamiento y comportamiento de sus miembros (Robbins, 2009). Para Shein (1999) es el conjunto de prácticas, rituales, políticas, valores e ideologías que dan identidad a una organización.

Los valores son el cimiento de cualquier cultura y esta se va construyendo con hombres y mujeres comprometidos con el entorno de su familia, sociedad y país. Sin embargo, la construcción de una filosofía de trabajo lleva bastante tiempo y se va actualizando de acuerdo a las necesidades del mercado global. En resumen, las tendencias de la nueva cultura de trabajo contemplan los siguientes aspectos:

•    Estilos de vida globales.
•    Diversidad laboral.
•    La década de las mujeres.
•    El triunfo del individuo.
•    El cuidado del entorno ecológico.

Los nuevos modelos de cultura en el trabajo consideran aspectos relevantes como la evolución de la calidad a la excelencia, la dignificación del trabajador, la mejora de la conducta ética e incluyente y la importancia de las mujeres en el liderazgo. Estos tres últimos puntos son de especial relevancia por el tema que nos ocupa. Los servicios de salud son uno de los pilares para fomentar el crecimiento sostenido de todos los pueblos y es justo donde la mujer ha encontrado un espacio para aportar talento, distinción y profesionalismo.

La década de las mujeres.
Según Fernández (2003), durante las últimas tres décadas, de acuerdo a los datos del Censo General de Población de y las Encuestas Nacionales de Empleo de 1991 y 2002 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), México ha registrado un incremento sostenido en la tasa de participación de las mujeres en el empleo. En 1970, 17 de cada 100 mujeres desarrollaban actividades económicas, pero en la actualidad el número se ha incrementado hasta 68%.

Población económicamente activa (PEA) de 12 años y más en México, 1991-2002.

Fuente: INEGI, STPS, Encuesta Nacional de Empleo, 1991 y 2002.

Esta tendencia se reconoce como parte de las transformaciones económicas que ha vivido México en el contexto de la globalización y de sus principales efectos, así como de la necesidad, por parte de las mujeres, de generar mayores ingresos económicos para el sostenimiento de sus familias (Fernández, 2003).

Estudios realizados por Martínez Cerda (2014) sobre satisfacción laboral y creencias irracionales sobre el trabajo doméstico expuesto (Revista Conexión en Psicología, número 2) ponen de manifiesto que el bienestar personal y el desarrollo profesional está en el equilibrio de la herencia histórica y el aprendizaje social, es decir, trabajo bien remunerado y labores domésticas es igual a satisfacción.

Los dogmas de la competencia y el triunfo del individuo.
¿Por qué afectan el desarrollo profesional? Según González Martín (2007), más de veinte siglos de herencia histórica sometidos a dos concepciones profundamente arraigadas nos podría hacer dudar de la inteligencia humana.

•    Por un lado, el haber mantenido a las mujeres fuera de los círculos de decisión, desde el hogar hasta el gobierno.
•    Y por otra parte, el dogma de que todo en la vida debe funcionar por “el método del enfrentamiento de adversarios”.

Tomando en cuenta las dos ideas anteriores es imperativo entender que los cambios culturales no son imposibles, pero sí requieren un largo periodo de tiempo para comprender, concientizar y finalmente evolucionar sobre las creencias y valores profundamente arraigados que nos han mantenido cautivos e inmovilizados en una competencia sin sentido.

La maternidad y el trabajo.
La maternidad es el rasgo distintivo o exclusivo en la vida de las mujeres. La herencia social es determinante en el desarrollo profesional y es importante no perder de vista que la maternidad define a la mujer por encima de cualquier otra función.

Históricamente se ha concebido a la maternidad como una tarea de carácter instintivo y arraigado en el seno de la estructura biológica de la mujer. Sin embargo, muchas mujeres ven esta condición de su estructura orgánica como una desventaja en los centros de trabajo ya que muchos administradores tienen ciertos mitos sobre la mujer en el trabajo que las coloca en desventaja con respecto a los hombres entre los cuales podemos mencionar los siguientes: el principal compromiso de la mujer es con su familia, el trabajo femenino es secundario y temporal, y finalmente la curva de participación de la mujer es una y alcanza su máximo rendimiento hasta el nacimiento del primer hijo y recupera dicha participación hasta que el menor entra a la escuela.

La sociedad moderna cada vez es menos restrictiva de los dogmas históricos y culturales y considera que la mujer moderna puede tenerlo todo: pareja, hogar, hijos, trabajo y carrera profesional. Aunque se requiere trabajo, esfuerzo, disciplina y confianza. Para ser una mujer y madre exitosa se requiere lo anterior más factores sociales y biológicos.

La mujer es un ser con una gran fortaleza. Es un gran error pensar que la mujer no podría combinar el desarrollo profesional con la maternidad. No es una decisión excluyente. Por supuesto que puede realizar ambas actividades a la vez. Lo que los hijos necesitan es calidad en el tiempo. Es una tarea difícil, pero hay muchos ejemplos de grandes mujeres que han logrado combinar exitosamente ambas tareas, la de ser madres y la de ser exitosas profesionalmente (Farca, 2014).

Entorno Ecológico.
Los retos y oportunidades de la mujer en el contexto organizacional actual tienden primero a mantener la competitividad legítimamente ganada y trascender en otros espacios donde no se han logrado posesionar del todo. Estudios realizados por la Clínica de Asistencia de la Sociedad Psicoanalítica de México concluyeron que:

El equilibrio entre ser madre y profesionista es algo que se puede lograr, aunque la madre pueda sentir culpa, por ejemplo, cuando lleva a su bebé a una guardería, o lo deja encargado con alguien más, mientras atiende sus obligaciones profesionales, es una de las situaciones que inyecta cierta vulnerabilidad a la estabilidad de[l] trabajo femenino. Sin embargo es parte de los altos costos que representa el integrarse a la vida laboral situación que han podido resolver de manera inteligente al [de] organizarse, estructurase y pedir la ayuda adecuada (Farca, 2014).

Otro aspecto a considerarse es que el pensamiento administrativo es y continuará siendo altamente dinámico, razón por la cual se deben superar las creencias del pasado y entender que las organizaciones actuales se gobiernan más por resultados y competencias participativas (Hesselbein, Goldsmith, Beckhard y Schubert, 1999). Esta dinámica se ve reflejada en las funciones que las mujeres desempeñan en los servicios de salud que van desde tareas o procesos operativos simples hasta actividades de alto nivel de especialización técnica.

Las creencias irracionales ocasionan culpa y conflicto entre la herencia biológica (sexo) y el aprendizaje social (género), razón por la cual es necesario fortalecer el amor propio y entender que la autoestima es el resultado de creencias positivas y de un correcto estado de satisfacción con uno mismo.

Emergen nuevas tecnologías de información y comunicación que simplifican el trabajo. Esto no implica renunciar a la herencia biológica, sino a aprovechar el desarrollo de proyectos económicamente efectivos dentro del mismo hogar.

Conocer las ventajas competitivas es otro de los aspectos determinantes que debe conocer todo ser humano pues hace referencia a las habilidades particulares y hacen ocasiones no son exploradas siendo la causa principal para no aceptar proyectos o retos que catapultarían al éxito personal y en el trabajo.

CONCLUSIONES

Los fundamentos de la nueva cultura laboral sirvieron de base para un cambio significativo en la relación laboral, entre organizaciones, trabajadores y empleadores y fueron el tema de discusión entre 2000-2006 para la elaboración de algunas reformas a las leyes laborales vigentes en México.

En una sociedad moderna como la nuestra, la equidad de género, en todos los ámbitos de la sociedad se vuelve una imperiosa necesidad. Es crucial para lograr el desarrollo sostenible de nuestro país como parte de una realidad global cada vez más cambiante y dinámica.

La actividad económica en cualquier ámbito ocupacional es un indicador del desarrollo en la medida en que las mujeres tengan acceso a todas las esferas de la economía. El lenguaje incluyente y sus acciones contribuyen a que esta idea se materialice con más y mejores oportunidades de empleo donde las competencias laborales determinen el crecimiento y el desarrollo de las personas.

Finalmente, es importante la autocrítica pues sin ella no hay cambio y la mujer debe entender con claridad cuáles son sus intereses, sin culpas o miedos que le impidan realizarse como madre y profesionista equilibrada.

BIBLIOGRAFÍA

Abramo, L. (1997). Oportunidades y nuevas experiencias de trabajo para la mujer en el contexto de la restauración productiva y de la integración regional. Segundo Seminario Mujer y MERCOSUR, São Paulo, UNIFEM.

Farca, N. (2014). ¿Madre o profesionista? El dilema de las mujeres modernas. México: Clínica de Asistencia de la Sociedad Psicoanalítica de México (SPM).

Fernández, A. (2003). Las mexicanas y el trabajo II. Instituto Nacional de las Mujeres.

González Martín, F. J. (2007). El fin del mito masculino: La Entrada en el siglo de la mujer. Barcelona: Erasmus Ediciones.

Hesselbein, F., Goldsmith, M., Beckhard, R. y Schubert, R. F. (1999). La Organización del futuro. Barcelona: Granica.

INEGI. (1991, 2002). STPS. Censo General de Población de y Encuestas Nacionales de Empleo, 1991 y 2002. México: INEGI.

Martínez Cerda. (2014). Creencias irracionales sobre el trabajo doméstico. (Tesis inédita de maestría). Universidad Tangamanga, Tequis. San Luis Potosí, México.

Robbins, S. P. (2009). Comportamiento organizacional. México: Pearson Educación.

Schein, E. H. (1999). Psicología de la Organización. Madrid: Prentice Hall Internacional.

Zepeda, F. (1999). Psicología Organizacional. México: Addison Wesley Longman.