<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=186146087706618&amp;noscript=1"> Tratamiento homeopático en pacientes con macroglobulinemia de Waldenstrom con síntomas depresivos. Año 1. Número 2

Tratamiento homeopático en pacientes con macroglobulinemia de Waldenstrom con síntomas depresivos. Año 1. Número 2

11 min de lectura

Autora: María de Jesús Thomas.

Resumen
La homeopatía puesta en práctica por Hahnemann, basada en leyes, principios y medicamentos propios, utilizados en el tratamiento de la depresión de acuerdo al principio de semejanza, puede ser usada en pacientes con macroglobulinemia de Waldenstrom (MW) pues esta enfermedad también presenta síntomas depresivos, en donde cada paciente es único y su forma de responder al tratamiento es diferente tanto física como emocionalmente. Sobre esto versa el presente artículo.

Palabras clave:
Macroglobulinemia, Waldenstrom (MW), depresión, homeopatía.

Introducción
La macroglobulinemia de Waldenstrom (MW) es un tipo de linfoma no Hodgkin (LNH) de bajo grado de malignidad que afecta a los linfocitos (glóbulos blancos) pequeños. Su nombre proviene del Dr. Jan G. Waldenstrom quien fue el primero en diagnosticarla en 1944. Es poco común, es llamada enfermedad “huérfana” debido a que no hay investigaciones que establezcan por escrito un curso prescrito de tratamiento y su incidencia es de seis casos por millón. Es un tipo de cáncer en los linfocitos (ganglios linfáticos, bazo, medula ósea) puede ser asintomático y cuando aparecen síntomas pueden ser totalmente diferentes de una persona a otra.

En México, durante 17 años se diagnosticaron 7,373 pacientes con LNH de los cuales 11 casos tienen MW, con una edad promedio de 65 años.

La mayoría de los pacientes con diagnóstico MW experimentan malestar emocional: rabia o tristeza por un periodo corto de tiempo, en algunos casos puede terminar en depresión pues se vincula con las creencias de sufrimiento y muerte a partir de la enfermedad, el tratamiento, sus complicaciones, el temor a la muerte, los síntomas  físicos, la imagen corporal, los cambios en el rol del enfermo, el estilo de vida, y los efectos secundarios de los tratamientos para el cáncer (Valencia Lara, 2006; Villegas, 2008 y Krikorian, 2008).

El manual diagnóstico y estadístico de las enfermedades mentales (DSM-IV) establece los criterios para diagnosticar un trastorno depresivo. La depresión es un trastorno del estado de ánimo que puede manifestarse de distintas formas y presentar diferentes grados de intensidad.

El diagnóstico de la depresión en el paciente con cáncer es complicado por dos razones: una emocional y otra somática. La tristeza y la pena es la forma en que los individuos enfrentan la MW. Por lo tanto es esperable un cuadro depresivo como reacción normal a esta situación, ya que muchos síntomas somáticos de la depresión: pérdida de apetito y peso, disminución de la energía vital e insomnio, fatiga, miedo e irritabilidad, son frecuentes en la enfermedad oncológica y su tratamiento (González et al., 1996).

Algunos autores como Olivares (2004) y Kriokorian (2008) señalan que la depresión es un trastorno que puede presentarse con facilidad en los pacientes con cáncer, ya que la enfermedad se relaciona con factores personales, del tratamiento y la enfermedad, por lo cual es importante la intervención del tratamiento homeopático.

“La homeopatía, que significa Homio (semejante) y Pathus (sufrimientos) es una disciplina médica que tiene más de 200 años de experiencia y ha avanzado por el camino de la ciencia utilizando métodos científicos de investigaciones apoyados en los avances de la inmunología, la genética, la física” (Laza Loaces, Rodríguez y Sardiña Cabrera, 2002). Está basada en leyes o principios bien establecidos: la ley de Similia, el remedio único y la dosis mínima, la patogenesia, la individualización medicamentosa y una farmacopea distinta a la alopática.

Los principios de la homeopatía se establecieron gracias a Samuel Hahnemann a finales del siglo XVIII quien al buscar los mejores tratamientos que los de la medicina alopática descubrió la homeopatía. Estos principios implican la reducción de fármacos que consumen los pacientes, para el caso de este artículo en los pacientes con cáncer, pues el tratamiento homeopático proporciona una mejor calidad de vida en los pacientes oncológicos.

Desarrollo

La macroglobulinemia de Waldenstrom (MW)
Las causas de la MW se desconocen. Genera proteínas monoclonales en exceso llamadas “Inmunoglobulina M” (IgM) en algunos pacientes. También cambia el ácido desoxirribonucleico (ADN) de algunas células de linfoma produciendo niveles altos de IgM, un motivo de los síntomas de esta enfermedad. Otros factores de riesgo son: edad, sexo, exposición a químicos, deficiencias del sistema inmunitario, síndromes genéticos y enfermedades autoinmunes.

El sistema de clasificación por etapas más frecuentemente utilizado para describir la extensión de un linfoma no Hodgkin en adultos se denomina Ann Arbor de clasificación por etapas. Las etapas por lo general se clasifican con números romanos del I al IV (1-4). A los linfomas que afectan los órganos que están fuera del sistema linfático (órganos “extranodales”) se les añade la letra “E” (por ejemplo, etapa IIE), mientras que a los que afecta el bazo (órgano linfático) se les añade una letra S (American Cancer Society, 2010).

Características distintivas de la enfermedad.
•    La Macroglobulinemia de Waldenstrom (MW): crecimiento de un ganglio linfático o adenopatía. Alto nivel de IgM que aparece inicialmente en el curso de una infección.
•    “La leucemia afecta a las células precursoras de la sangre[,] su origen está en la medula ósea y puede afectar (ganglios, hígado, bazo) u otros órganos (médula espinal, cerebro, testículos)” (De Linares et al., 2007).
•    El Mieloma múltiple es un tumor del sistema linfático, produce los anticuerpos que protegen al organismo de infecciones extrañas, se manifiesta por dolor óseo (lesiones osteolíticas) (De Linares et al., 2007).

Los síntomas más comunes de la MW son: anemia, fatiga, debilidad, sudoración nocturna, disminución de peso, tamaño aumentado de ganglios linfáticos y el aumento del bazo. También el síndrome de hiperviscosidad que “es la acumulación de proteína en la sangre”, volviéndola espesa impidiendo el flujo sanguíneo. El tratamiento de la MW consiste en: farmacoterapia, un agente monoclonal y quimioterapia.

El paciente con MW puede sentir cambios muy grandes en su vida y su entorno, sometido a importantes cambios con la enfermedad y los efectos secundarios de los tratamientos. La percepción de amenaza, el miedo intenso y los sentimientos de desesperanza están presentes en distintas intensidades lo largo del proceso, junto con cambios de humor, incredulidad, negación, tristeza, culpa, rabia, etc.

La depresión y su relación con el cáncer
La depresión en el paciente oncológico es un malestar psíquico, generado por los tratamientos, dado que el paciente no puede llevar su mismo ritmo de vida, interrumpe su la vida laboral, acude a frecuentes visitas hospitalarias y vive las reacciones familiares que le pueden provocar depresión.

Sala y Miramont (1998) argumentan que “el cáncer desde todo punto de vista es una herida que no va [a] curarse aun cuando el individuo se considere clínicamente curado porque va a tener que asistir periódicamente a los controles y esto significa una recognición traumática de lo ya (…) dejado atrás”.

Actualmente la depresión en la población general de México es de 3.3%, similar a lo reportado en Estados Unidos. Está asociada al cáncer, las respuestas más comunes ante el diagnóstico son la de tristeza y el enojo. Esta tristeza debe diferenciarse de la normal: a la que los pacientes conocen y refieren como depresión. Es una afección comorbida: un síndrome que además de incapacitar afecta aproximadamente de 15 a 25% de los pacientes con cáncer (García-Favela, 2010).

Los factores que predisponen la depresión en los pacientes con cáncer son la edad, el nivel socioeconómico, el entorno social y familiar y la personalidad (Ramírez, 2003).

En la depresión intervienen, de acuerdo con la teoría más popular, las causas bioquímicas cerebrales (déficit relativo o absoluto de noradrenalina, serotonina y dopamina [neurotransmisores del sistema nervioso central]). Parece ser que el déficit de serotonina es una causa importante de depresión (Ramírez, 2003), además de los siguientes factores:

•    “Los neuroendócrinos: Algunos síntomas del síndrome clínico como el trastorno de humor, el apetito sugieren disfunción del hipotálamo.
•    Los genéticos: Como la relación entre la depresión y la herencia.
•    Los psicológicos: La depresión es un producto de un pensamiento distorsionado que produce visión negativa de sí mismo, del mundo y el futuro” (Ramírez, 2003).
•    Las enfermedades orgánicas: Especialmente las crónicas-degenerativas pueden causar depresión como reacción psicológica, como el cáncer, hipotiroidismo, Párkinson, epilepsias, etc.
•    Las drogas: Asociadas a la depresión, la mayoría cardíacas (digitálicos, procainamida). Los antibióticos (cicloserina, sulfas, isoniazida) y los hipertensores.
•    Las enfermedades psiquiátricas y el trastorno esquizofrénico, también el alcoholismo y la farmacodependencia producen depresión.

Los síntomas esenciales que deben atenderse son: “estado de ánimo depresivo, tristeza, apatía, decaimiento, falta de ilusión, ganas de llorar, incapacidad para sentir placer, fatiga y cansancio” (De León Sánchez, 2007). La duración debe ir de dos a ocho semanas. Aquí hay variabilidad (Rush, 1994; Jackson, 1996 y Thompson, 2000, citados por Enrique Rojas, 2009): ya que un cambio de ánimo negativo de breve duración no puede ser calificado como depresión. El número de síntomas debe ser de tres a cuatro de los señalados como esenciales. Y se puede aplicar la prueba ex juvantibus (aplicar antidepresivos diez días) para identificar si el paciente está mejorando de sus síntomas.

Los antidepresivos, debido a su eficacia, son el tratamiento farmacológico más frecuente cuando se trata la depresión: Antidepresivos tricíclicos (ATC), Inhibidores selectivos de recaptura de serotonina (ISRS), entre otros. Aunque causan efectos secundarios como náuseas, anorexia, estreñimiento, sequedad de la boca y ojos, insomnio, cefalea, diarrea, temblores, sedación y ganancia de peso.

La homeopatía como tratamiento para la depresión
“La homeopatía es una práctica médica única[,] se basa en la ley de la semejanza, exige el conocimiento profundo de la enfermedad, la observación precisa del enfermo, con el fin de plantear la prescripción[:] un remedio de dosis infinitesimales, remedios cuyas indicaciones han sido dadas por la experiencia y por la experimentación”. Para Hanhemann, su fundador, el concepto de fuerza vital es importante. “Sin la fuerza vital, el cuerpo material es incapaz de sentir, actuar o mantenerse a sí mismo” (Vannier, 1989).

El método ideado por Hahnemann implica experimentar en el cuerpo sano del hombre (experimentación pura) para conocer los efectos de las drogas con miras al principio de similitud, ya que ni el animal de laboratorio ni los efectos “in vitro” pueden evidenciar tan claramente los efectos de los medicamentos, como la experimentación pura. Así, Hahnemann estudió los efectos de ciertas sustancias (patogénesis) en individuos sanos, de estos estudios derivaron la materia médica y los repertorios. A los que se refiere en las experimentaciones: cuando se pone a prueba un remedio produce más síntomas comunes en todos los síntomas que lo prueban.

El principio de similitud que rige la homeopatía está relacionado con que “El médico debe saber en cada enfermo qué es lo que debe tratar y para eso debe tener antes conocimientos de terapéutica, una noción conceptual de la enfermedad crónica y aguda” (Pasquero, 2007). Y fue enunciado por primera vez en 1796 en un ensayo para verificar el poder sanador de las drogas.

Este principio sostiene que lo similar se cura con lo similar “Similia similibus curanter” esto significa que el remedio homeopático ha de tener una sustancia que en dosis ponderables produzca de manera lo más fiel posible los síntomas que presenta el paciente que consulta, es por eso que los remedios homeopáticos son preparados de sustancias tóxicas y venenosas, por ende su mayor efecto sobre los seres vivos, estas sustancias al ser preparadas de forma homeopática mantienen el poder pero son seguras y sin toxicidad. La medicina oficial se basa en el principio “Contraria contraribus curanter” lo contrario cura la enfermedad, la farmacopea y los laboratorios han estudiado las dosis mínimas tolerables y sus efectos secundarios, pero la acción de estos medicamentos es tóxica (Zacarías, 2009).

Una de las observaciones más profundas de Hahnemann dice “Esto es cierto hasta el punto de que el estado de predisposición del paciente determina principalmente la selección del remedio homeopático, ya que este es definitivamente el síntoma más característico y que para un médico que los observe correctamente no podrá permanecer oculto” (Sankaran, 2004).

Para la homeopatía unicista, tener depresión o miedo, diabetes o cáncer es sólo un síntoma, una manifestación de una desarmonía más profunda que abarca al individuo como una totalidad: espíritu-mente-cuerpo, por lo que todo debe tomarse en cuenta, ya que son síntomas de una enfermedad que se manifiesta en distintos niveles o terrenos.

La individualización del medicamento homeopático se deriva de una trayectoria clínica muy particular que la conduce a efectuar una selección entre los síntomas presentados por el paciente al clasificarlos en función de su importancia en la patogénesis presente.

Conclusiones
En el ámbito de la intervención dentro del desarrollo de la enfermedad resulta esencial comprender y tratar los aspectos emocionales en los pacientes con macroglobulinemia de Waldenstrom para mejorar su presente y fortalecer su futuro a partir no sólo del apoyo sino también del re-aprendizaje de estilos de vida.

La principal problemática detectada en estos pacientes son los trastornos adaptativos, caracterizados por la aparición de síntomas emocionales (ansiedad o depresión) o del comportamiento (cambios de conducta) en respuesta a un factor externo identificable (diagnóstico de cáncer).

La depresión se caracteriza por una tristeza durable, que reúne sentimientos de impotencia e inutilidad, por tal motivo la medicina homeopática debe ser una ayuda personalizada y su tratamiento abarca principios dinámicos, potenciales e individualizados para curar enfermos y no enfermedades.

La homeopatía ofrece un tratamiento no agresivo y natural. Fortalece la energía del organismo y normaliza, gracias a un ajuste en la dinámica energética, todos los cambios físicos y químicos del cuerpo de un paciente con cáncer. La experiencia ha demostrado gradualmente que el estado de los pacientes con algún cuadro esencial depresivo a los que se les administra el remedio homeopático logra una mejoría, de ahí la propuesta en este artículo para usarla como remedio en caso de pacientes oncológicos MW.

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