La importancia de la gestión y el liderazgo directivo en las escuelas. Año 3. Número 7
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Autor: José Javier Juárez de León.
RESUMEN
El presente artículo aborda la gestión escolar y el liderazgo directivo según los cuales las acciones del responsable constituyen un factor importante en el funcionamiento de las instituciones educativas.
La sociedad cambia y se transforma, es por ello que las escuelas requieren nuevas alternativas que permitan la formación de sujetos competentes, para esto, el liderazgo que se ofrece en un centro educativo constituye una pieza central, ya que de éste depende la dinámica de los diferentes procesos y actores de la institución.
PALABRAS CLAVE: Gestión escolar, liderazgo, director, escuela, programa, evaluación, formación, desarrollo, políticas.
INTRODUCCIÓN
Una de las demandas más requeridas en los últimos años en educación es la de mejorar sus resultados. Un proceso de mejoramiento de la calidad requiere un nuevo tipo de director, con competencias sobre gestión escolar y liderazgo efectivo, ya que su papel es fundamental en la organización y funcionamiento de las instituciones educativas.
En este sentido, es importante destacar que la actitud de una persona determina su comportamiento y con ello la calidad de las acciones que emprende, por lo tanto, en este artículo se profundiza sobre el rol y funciones del directivo como pieza clave para generar cambios y transformaciones en el contexto educativo que dirige.
DESARROLLO
Si queremos cambiar los centros escolares y mejorar la educación, necesitamos individuos con capacidad de liderazgo, preparación técnica adecuada, actitud y compromiso. Lo anterior se relaciona con el objetivo de las políticas educativas en el siglo XXI, el cual está orientado a que los estudiantes generen aprendizajes que les permitan enfrentarse con eficacia y pertinencia a los retos que les presente la sociedad.
Para esto, en primer lugar, como sugiere el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) se requiere hacer de la dirección escolar una profesión atractiva. Los líderes necesitan capacitación específica para responder al aumento de funciones y responsabilidades, en particular sobre estrategias para mejorar los resultados escolares. También reconoce el complejo rol del director y los docentes, que en la actualidad necesitan ejercer con propiedad el liderazgo y gestión del establecimiento educativo, en diversos ámbitos de acción: curricular, de recurso, del clima institucional y convivencia. Hasta la fecha, preparar y formar a los directores de escuela no ha sido una prioridad en México. (Pont et al., 2009).
En la actualidad se despliegan algunos esfuerzos para proporcionar una preparación más específica a los gestores educativos. Así, en el año 2010, el nuevo Catálogo Nacional de Formación Continua incluye una sección importante de cursos ofrecidos por diversas instituciones, enfocados en la gestión y el liderazgo escolar. En México, la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) ofrece la Especialidad en Formación Docente para la Gestión.
La OCDE (2009) asegura que mejorar el liderazgo escolar es posible, sin embargo, se requiere de un proceso que favorezca el diálogo, el análisis y la reflexión, y por lo tanto la mejora educativa. En este sentido, establece cuatro pilares básicos que son necesarios para generar un cambio significativo en el estilo de liderazgo y con ello en la transformación del centro: 1) definir las funciones y responsabilidades del liderazgo escolar; 2) distribuir las tareas a todos los integrantes de la comunidad educativa, de tal manera que cada uno de ellos se sienta parte y contribuya a la mejora; 3) hacer del liderazgo escolar una profesión atractiva, la cual sea dinámica y permita generar procesos de forma horizontal, no únicamente de manera vertical, y por último; 4) desarrollar habilidades, conocimientos y actitudes para generar un liderazgo eficaz.
Los elementos anteriores permitieron mostrar que el liderazgo influye considerablemente en todos los integrantes de la comunidad educativa y va permeando de lo macro a lo micro, si existe un buen liderazgo directivo, el docente está más motivado para impartir sus clases, y a su vez los estudiantes tienen mayor apertura para el aprendizaje, por lo que si se crea un ambiente adecuado, los resultados se producen de forma satisfactoria. Esto ocurre, indica Pont et al. (2009) “Si cuentan con una autonomía y apoyo suficientes para tomar decisiones importantes”.
Los procesos de gestión educativa se ven directamente influenciados de acuerdo al estilo de liderazgo que se ejerza, lo cual provoca un impacto significativo en la comunidad educativa, esto favorece o entorpece la participación de cada uno de sus integrantes, ya sean maestros, estudiantes o padres de familia.
La capacidad de cambio de una escuela dependerá no de una cúspide, sino del director de la institución. En este sentido, es fundamental conocer y reflexionar sobre el estilo de liderazgo que se lleva a cabo en la institución educativa, y el tipo de acciones que es necesario implementar para generar cambios que permitan una mejora para todos los miembros de la comunidad, por lo que el trabajo colaborativo constituye un pilar básico para lograrlo.
El responsable de la escuela, en este sentido, tiene que realizar acciones innovadoras. Al trabajar en comunidad de manera colaborativa, todos los integrantes adoptan la responsabilidad y se involucran con el proyecto, sin embargo, el directivo como líder requiere dar guía y orientación para generar acciones pertinentes que permitan solucionar los problemas identificados, así como generar procesos más eficientes en la institución educativa.
Sin lugar a dudas, si el desafío de los sistemas educativos es incrementar su calidad, fortalecer la autonomía y ampliar la participación de los actores en los centros para mejorar los aprendizajes, entonces los factores clave que contribuyen a esto, cualquiera que sea su fundamento, están fuertemente interrelacionados con los diferentes niveles de la organización escolar.
Desde el punto de vista de la investigación sobre la dirección a través del liderazgo educativo y su relación con la eficacia de la gestión escolar se hace necesario implementar cambios para fortalecer la autonomía de las instituciones. Es preciso conocer las posibilidades de acción que ofrece la normatividad actual, así como los retos educativos, y considerar los factores institucionales, políticos y gremiales que inciden en el funcionamiento de las escuelas. La acumulación de conocimiento sobre liderazgo en directivos escolares y la aplicación de un modelo de gestión escolar, permiten deducir que el director y su equipo son clave a la hora de definir estrategias de mejoramiento educativo; su trabajo es estratégico en la medida en que se desee aplicar una política más autónoma de gestión institucional en las escuelas.
Con base en los argumentos anteriores, el diagnóstico en una institución educativa es uno de los primeros pasos que permiten caracterizar el contexto, al valorar sus fortalezas y áreas de oportunidad, y de esta manera tener elementos para diseñar de forma colaborativa estrategias de mejora que sean viables y se adapten a las necesidades e intereses de cada institución.
CONCLUSIONES
El tema sobre la gestión y el liderazgo directivo en las escuelas ha sido un factor clave en el desarrollo de las instituciones educativas, sin embargo, ante la sociedad del siglo XXI, caracterizada por la información y el conocimiento, se requiere de análisis, reflexión y valoración continua que se orienten a la mejora de los procesos que llevan a cabo cada uno de los integrantes de la comunidad educativa, y con ello, el avance educativo.
Así, una acción prioritaria a implementar en todas las instituciones es el desarrollo profesional tanto de directivos como de docentes, lo que les permitirá contar con nuevas herramientas para analizar su contexto, su desempeño profesional, su práctica educativa, e implementar acciones que se orienten a la mejora continua, creando de esta manera un círculo virtuoso.
Otra acción que está cobrando fuerza en la actualidad es el trabajo colaborativo, es necesario dejar atrás el paradigma donde cada integrante de la institución educativa se preocupaba y se ocupaba por hacer su parte, ahora es necesario trabajar en red, pues la institución es un sistema, y si alguno de los integrantes o procesos está bien, se ve reflejado en toda la institución, pero también, si alguno de los procesos tiene deficiencias se refleja en toda la organización.
En este sentido, es relevante reflexionar sobre el papel del nuevo líder educativo, sus características y funciones, donde los modelos que se orientaban a la repetición de conocimientos han quedado obsoletos; ahora se necesitan personas que acompañen a los estudiantes y los impulsen a ser mejores personas a través de una formación integral, por lo que se invita a preguntarse ¿qué tipo de líderes hay en su institución educativa?, ¿qué tipo de liderazgo se ejerce? y ¿qué ajustes son necesarios?
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