Factores psicosociales que inciden en el rendimiento académico en estudiantes universitarios. Edición Especial No. 5
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Autora: María Alicia Cano Celestino.
RESUMEN
En este artículo se muestran los factores de riesgo psicosocial que inciden con mayor frecuencia en el rendimiento académico de estudiantes universitarios y la educación integral en los centros educativos con la intención de promover el desarrollo de habilidades que favorezcan la toma de decisiones y el manejo de las situaciones que pueden incidir en el bajo desempeño escolar.
PALABRAS CLAVE: Factores, riesgo, psicosocial, alumnos, universitarios, rendimiento, académico.
INTRODUCCIÓN
Llegar a ser alguien en la vida es una respuesta típica de las personas, para algunas de ellas esa visión se puede materializar a través del estudio de una carrera profesional. La elección no es fácil, pues se encuentra influida por diversos factores: la oferta educativa, las diversas universidades, el mercado laboral, las condiciones económicas y sociales.
Las estadísticas demuestran que sólo en la UNAM para el año escolar 2014-2015 existían 201,206 alumnos en Licenciatura (UNAM, 2014) (Tabla 1).
Tabla 1. La UNAM en números. Alumnos al Ciclo Escolar 2014-2015.
Fuente: Adaptado de UNAM (2014).
En el Ciclo escolar 2015-2016 el total de alumnos de nuevo ingreso a la Universidad Autónoma de San Luis Potosí fue de 7 058, lo que representa 52% del total de jóvenes que aplicaron el examen de admisión (Diario digital de San Luis Potosí, 2014). Es importante señalar que falta contabilizar el número de alumnos que ingresan a las diversas universidades particulares. Por ejemplo: la Universidad San Pablo, la Universidad Tangamanga, Universidad Potosina, la Universidad del Valle de México o la Universidad Politécnica que es una institución pública. De acuerdo con esto, se puede deducir que el número de estudiantes que tienen la oportunidad de estudiar una licenciatura es alto.
Estos datos sólo son un referente de las expectativas e inquietudes de los jóvenes por continuar con los estudios al término del bachillerato y las expectativas que finalmente cada uno de ellos busca con el ingreso a la universidad. Cano (2008) menciona que los motivos que persiguen los estudiantes con su ingreso a una carrera son: prestigio social, posición económica, oferta laboral, formación académica, necesaria para el desarrollo de la sociedad, y aquellas que se enfocan a servir de manera directa a los demás.
Las expectativas y valoraciones que se hacen de las carreras llevan a la búsqueda de un logro o de ciertas recompensas pero, qué tan consciente es el alumno de la inversión de tiempo, economía, motivación, interés, grupo de pares, fiestas, todo aquel mundo externo o social en el que se encuentra inmerso y que sin duda influye de manera decisiva en su rendimiento académico.
Como se puede observar, el rendimiento académico depende de diversos factores y no sólo de uno que pueda controlarse para asegurar el buen desarrollo escolar de los alumnos. De ahí la importancia de estudiar los factores de riesgo psicosocial que influyen con mayor frecuencia en el rendimiento académico de los alumnos universitarios para buscar posibles alternativas de apoyo para que logren concluir con éxito sus estudios.
DESARROLLO
El rendimiento académico es un término que abarca diversos aspectos y en el que influyen diversas variables, que cada institución establece conforme a criterios que definen el rumbo de sus funciones, tareas y actividades. Desde la perspectiva operativa del término se define como “resultados y calificaciones que obtienen los alumnos a lo largo de sus estudios hasta obtener la titulación correspondiente” (Tejedor, 1998).
Por su parte, Noemi Mangaoang (2013) menciona que “diferentes factores influyen en el aprendizaje y estos incluyen los familiares, los relacionados con los estudiantes, con la escuela y los maestros.
El pensamiento incide en el rendimiento académico pero este no es el único factor que influye en los resultados escolares, de hecho, este se ha considerado un fenómeno de naturaleza multicausal (Willcox, 2011).
Las variables y los indicadores que inciden en el rendimiento académico se clasifican de diversas maneras, a saber: variables demográficas o de identificación (sexo, edad, estado civil, experiencia laboral), variables académicas (tipos de estudios cursados, curso, opción en que se estudia una carrera, rendimiento previo), variables sociofamiliares (estudios de los padres, situación laboral de los mismos, lugar de residencia familiar, lugar de estudio) (Gómez y Martínez, 2011).
Por otra parte, Willcox (2011) refiere a Fortul y colaboradores cuando señala que el rendimiento académico es producto de un resultado de aprendizaje, causado por la actividad didáctica del profesor y producido en el alumno.
Para Satpathy (2008) el rendimiento académico es como una función interactiva de muchas variables psicosociales y demográficas. Entre las variables psicosociales se encuentran: el estrés, la autoestima, el ajuste social y emocional. Respecto a las variables demográficas se mencionan: la edad, educación y ocupación de los padres, número de hermanos, el ingreso familiar.
Al respecto George Jafta (2013) refiere que el rendimiento académico parece ser un problema, no sólo en los colegios de enfermería, sino de todas las instituciones académicas. Un currículo sobrecargado, un gran volumen de trabajo, lleno de gente, clases, la falta de equipo y de escasos recursos, entre otros, parecen ser el problema.
Papalia y Feldman (2012) mencionan que “la experiencia universitaria parece dar lugar a un cambio fundamental en la manera de pensar de los estudiantes”.
En sí mismo, el sistema educativo y los modelos educativos que implementa pueden ser un obstáculo para que el alumno pueda llegar a cumplir sus sueños vocacionales. “A los estudiantes que pueden memorizar y analizar suele irles bien en las aulas donde la enseñanza se orienta hacia esas habilidades. Por ende, esos estudiantes, tienen éxito en un sistema que hace hincapié en las habilidades en que se destacan. Los estudiantes cuya fortaleza es el pensamiento creativo o práctico rara vez reciben la oportunidad de demostrar lo que pueden hacer” (Papalia y Feldman, 2012).
Si bien la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su artículo tercero promulga el derecho a la educación, y lo enmarca de las características laica, gratuita y obligatoria (Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 2015). Es bien sabido que estos preceptos constitucionales no se cumplen en la realidad, sólo hay que ver en el medio inmediato; niños y adolescentes de la calle que no van a la escuela, niños y adolescentes en pobreza extrema que no tienen ni para comer, el analfabetismo es el pan de cada día. La gratuidad escolar es una utopía, una ilusión que percibe gran parte de la población, pues se requiere realizar una inversión económica considerable para uniformes, útiles escolares de lista interminable y que en ocasiones no se utilizan. Desde este momento los estudiantes y sus familias se encuentran inmersos en una problemática de tipo económica que puede influir en el desempeño académico de los hijos.
Como se puede observar, en México los preceptos constitucionales distan de una realidad cruel para muchos niños, adolescentes y jóvenes que no tienen y seguramente no tendrán nunca la posibilidad de asistir a la escuela básica, mucho menos de terminar una licenciatura. Constitucionalmente la educación básica es gratuita y está conformada por preescolar, primaria, secundaria y bachillerato.
El bachillerato en sus diversas modalidades general, tecnológico y técnico contempla dentro de sus objetivos capacitar al alumno en un área específica de trabajo de tipo técnico para que se pueda insertar de manera inmediata al campo laboral y solventar algunas necesidades básicas (SEP, 2001-2012).
Un joven con capacidad para resolver sus necesidades básicas y utilizando medios como becas en sus diferentes modalidades, apoyos económicos, etc., tal vez pueda acceder a la Educación Superior que comprende el nivel Licenciatura y de la que se puede distinguir el Técnico Superior Universitario, Normal Licenciatura, Licenciatura Universitaria y Licenciatura Tecnológica. Además, se encuentra el nivel de posgrado en el que se encuentran la especialidad, maestría, doctorado y postdoctorado (SEP, 2001).
Este tipo de alumno es una realidad, existe en las aulas, desafortunadamente va contra corriente, esta no es la realidad constitucional de la que se habla. Simplemente esta situación no debería existir, la gratuidad, la obligatoriedad cualquiera lo pude afirmar: no existe. La licenciatura es el nivel que propiamente prepara al alumno para que se pueda insertar a un mundo laboral cada vez más exigente y en el que confluyen diversos factores: la oferta laboral, las políticas económicas, la generación o no de empleos, la seguridad social, etc.
El mundo cada vez se hace más complejo, los estudiantes universitarios hoy no poseen las características de los alumnos del pasado. Miguel Zabalza (2004) menciona que la educación se ha transformado, dejó de ser propia de una élite y para hombres, para dar paso a una masificación en la que las mujeres también son protagonistas. Estos son síntomas positivos de la educación, lo negativo es que se deben atender grupos muy grandes y a veces con marcadas diferencias entre los integrantes, en algunos casos existe menor motivación profesional con la que los profesores acceden a los grupos y menor posibilidad de atender las necesidades particulares de cada alumno.
De lo anterior se deduce que bajo esas condiciones se ha vuelto más necesario ofrecer y proveer una educación integral, puesto que las demandas también son más complejas debido a que el estudiante universitario se encuentra en una etapa de adulto (con edades que oscilan entre los 17-24 años en promedio, aunque cada vez es mayor el número de alumnos con edades superiores), con responsabilidad de familia y de puesto de trabajo de mayor jerarquía; por tanto, son alumnos que presentan mayor oportunidad de dispersión y distracción. En otros casos lo que se observa es una aparente apatía que aleja al alumno de un crecimiento profesional y lo acerca más bien a un rendimiento académico bajo.
Por otro lado se puede percibir a la universidad como una institución con una aparente incapacidad para proporcionar al alumno lo necesario para su formación. “Todo parece indicar que estas dificultades actuales tienen su origen en causas más profundas, relacionadas con la organización del trabajo, la exposición de los medios televisivos y la decadencia de la familia. Esto a su vez ha traído consigo el deterioro de la enseñanza de los valores, la mal formación del carácter, la desmotivación y en general la falta de actitudes positivas ante la vida y el aprendizaje” (Espíndola, 2000).
Estas problemáticas se pueden englobar bajo el título de Factores de riesgo psicosocial. “Un factor de riesgo es un aspecto de la conducta personal o del estilo de vida, exposición ambiental o característica innata o hereditaria que, con evidencia epidemiológica, se conoce está asociado a una condición relacionada con la salud y es considerada importante de prevenir” (OMS, 2002).
El término factor de riesgo “es usado primordialmente por la medicina para situar condiciones adversas, por lo general relacionadas a la mortalidad, como el consumo de tabaco asociado a enfermedades respiratorias” (Solórzano y Castro, 2005).
Otra aproximación a los factores de riesgo, menciona que es “una constelación de factores de riesgo, tales como vivir en la pobreza, o una situación de vida específica, como por ejemplo la muerte de un familiar” (Infante, 2001).
La autora de este trabajo labora en el Departamento de Orientación Educativa (DOE) de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y tiene como una de sus principales funciones dar asesoría a los alumnos de manera individual en tres áreas: escolar, vocacional y psicológica, que se han vuelto de las más comunes y a las que los alumnos pueden acceder ya sea por iniciativa propia o bien por canalización directa de la escuela o facultad; ha observado que en los últimos tres años se ha producido un incremento de alumnos que llegan por sí mismos pidiendo una asesoría. El motivo que principalmente refieren es el bajo rendimiento académico debido a falta de concentración, de memoria y de una aparente incapacidad para aprender, refieren también dificultades en la atención, poco entendimiento de lo que se lee y baja motivación para asistir a clase.
Este fenómeno se ha vuelto familiar para quienes prestan servicio en el DOE, el aspecto interesante de esta problemática es que una vez que los alumnos llegan a consulta y se comienza a explorar el motivo de la situación por la que atraviesan se encuentra en realidad que la baja motivación, la falta de memoria, la poca o nada de atención, el bajo entendimiento, etc., son consecuencia de problemáticas familiares, relación de pareja insatisfactoria, consumo de drogas legales o ilegales, la adaptación al sistema universitario en el caso de los alumnos de nuevo ingreso en especial de los que pertenecen a los municipios del Estado, y son causantes de depresión, ansiedad, estrés y enfermedades frecuentes como gripa, dolor de estómago, gastritis, colitis.
Conforme a la experiencia y la literatura revisada se puede decir que los factores psicosociales que inciden con mayor frecuencia en el rendimiento académico en estudiantes universitarios son: problemas familiares, de pareja, económicos, relaciones interpersonales insatisfactorias; lo que da lugar a que se presente depresión, ansiedad y nerviosismo para lo que se busca ayuda y que no afecte en su desempeño y rendimiento escolar.
Las dificultades presentadas hacen necesaria una educación de mayor calidad, centrada en el alumno y las necesidades que obstaculizan su desarrollo académico. El Plan Nacional de Desarrollo (2013-2018) en su apartado 3 titulado México con Educación de Calidad menciona que “Es fundamental que México sea un país que provea una educación de calidad para que potencie el desarrollo de las capacidades y habilidades integrales de cada ciudadano, en los ámbitos intelectual, afectivo, artístico y deportivo, al tiempo que inculque los valores por los cuales se defiende la dignidad personal y la de los otros”.
Esta es una tarea de la Subsecretaría de Educación Superior (SES) que se encarga de impulsar una educación de calidad que deberá contribuir a la formación de profesionistas competitivos y comprometidos con el desarrollo regional y nacional, con las competencias no sólo profesionales sino también laborales que repercutan en la edificación de una sociedad más justa y solidaria (Subsecretaría de Educación Superior, 2013).
La tarea de las instituciones educativas conforme al Plan de Desarrollo Educativo 2015-2018 habrá de ser fomentar la educación integral y para lograrlo se puede apoyar en la teoría del Desarrollo Humano que tiene como principal tarea potenciar la esfera biopsicosocial del yo.
Conforme a González (2000) “el yo biopsicosocial abarca tres dimensiones: físico, psíquico y social”.
La dimensión física es lo que se observa, lo que se ve, el cuerpo en su parte externa, necesita cuidado para que pueda desarrollar capacidades que le ayuden a un mejoramiento en la autoestima y autoconcepto. El aspecto psíquico se considera la parte interna y alberga a la mente, el espíritu y lo emotivo, mantener en equilibrio esta estructura facilitará el desarrollo de talentos y conductas más honestas.
Por último se encuentra la parte social y se expresa a través de los diversos roles que una persona representa como hijo, hermano, estudiante, trabajador, vecino, etc.
De alguna manera las instituciones han tratado de promover este desarrollo integral, aunque no con los resultados esperados, de ahí los departamentos de psicología o psicopedagogía, la intención es la promoción de la salud y que repercuta en la disminución de factores psicosociales y permitan un destacado desarrollo académico.
Este debe ser un esfuerzo conjunto y no de hechos aislados, por lo que es necesario que se destinen más recursos económicos y apoyos a la educación en México y a partir de una administración clara y transparente y con personal capacitado en cada una de las áreas se pueda construir una nueva posibilidad de ayuda basada en el desarrollo humano que sustente una educación integral con mayor proyección que permita trabajar a futuro y el logro de una población estudiantil universitaria capaz de vivir sin riesgos psicosociales que pueda generar mejores condiciones académicas y evitar el bajo desempeño y rendimiento académico.
CONCLUSIONES
A través de la literatura y de la práctica laboral de la autora del este artículo se ha podido establecer que los alumnos universitarios presentan con mayor frecuencia problemas familiares, de pareja, económicos, relaciones interpersonales insatisfactorias; lo que da lugar a que se presente depresión, ansiedad y nerviosismo para lo que buscan ayuda y que no les afecte en su desempeño y rendimiento escolar, estos factores de orden psicosocial si no son tratados pueden acarrear serias consecuencias para quien los presenta.
Dentro de lo que se ha llamado educación integral se han tratado de establecer algunas líneas de acción para ayudar a los estudiantes a superar esos factores de riesgo, sin embargo, en ocasiones o no se tiene el personal capacitado o simplemente no hay recursos económicos para tal fin.
También es necesario que las instituciones opten por un trabajo de calidad en esta área psicosocial y no en la apariencia de ayuda, a las instituciones les afecta en sus índices de reprobación y deserción, por lo que tener una población estudiantil sana y con un destacado desempeño educativo es garantizar la calidad del trabajo que se realiza al interior de una institución y del trabajo que realizan las instancias gubernamentales.
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