<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=186146087706618&amp;noscript=1"> Aplicación del Lenguaje Cooperativo en la escuela primaria AÑO 1. Número 2

Aplicación del Lenguaje Cooperativo en la escuela primaria AÑO 1. Número 2

4 min de lectura

RESUMEN

El presente artículo tiene como propósito que los lectores, en especial aquellos involucrados directamente en la tarea educativa, reflexionen en torno a la importancia de implementar el aprendizaje de tipo cooperativo en el aula de educación primaria. Hoy en día, los educadores no deben estar ajenos a los nuevos paradigmas de la educación que impregnan las reformas educativas del nivel básico, por lo cual resulta indispensable que se despojen del concepto de aprendizaje individualista que tradicionalmente ha caracterizado su labor educativa, y den paso a una concepción del aprendizaje, según la cual éste se construye con ayuda de otros.

PALABRAS CLAVE: Aprendizaje cooperativo, aprendizaje individual, educación primaria.

DESARROLLO

La importancia de la cooperación entre las personas no es algo reciente. Se debe  recordar que desde la aparición de los primeros seres humanos sobre la Tierra, ella fue indispensable para lograr su supervivencia. Mir (1998) señala que, al margen de su desarrollo biológico, fue la colaboración entre ellos la clave de la evolución de la especie humana.

Si se parte de la idea del origen social del hombre, esto es, del principio según el cual éste no puede desarrollarse de manera aislada, entonces el proceso educativo no tendría que ser ajeno al mismo principio, es decir, debería tener también un enfoque eminentemente social. Sin embargo, en la actualidad, los maestros de educación primaria mantienen la idea de que el alumno aprende mejor cuando lo hace de manera individual, por lo cual, no sorprende que el aula esté organizada en las típicas filas que impiden el contacto entre los estudiantes. Díaz (2006) señala que si bien es cierto que el aprendizaje tiene una dimensión individual de análisis, conceptualización y apropiación, éste se desarrolla en su mejor forma como aprendizaje en cooperación con otros. No obstante, múltiples factores pueden impedir que tal situación se verifique.

En primer lugar, no hay que olvidar que los educadores proceden de una tradición de aprendizaje individualizado y, por tanto, mantienen resistencia, temor o ansiedad que dificultan establecer otro tipo de aprendizaje entre sus propios alumnos. Por otro lado, al educador no se le han proporcionado estrategias para trabajar bajo este enfoque, ni durante su estancia en una escuela formadora de docentes ni en su propio campo laboral, como dice Díaz: “otro problema que enfrentan los docentes es el desconocimiento de la manera de trabajar con verdaderos equipos cooperativos, puesto que no toda actividad que se realiza en grupo implica cooperación” (Díaz, 2006, p. 107).

Una teoría que expone la importancia de la interacción social como un mecanismo para el desarrollo y el aprendizaje es la llamada teoría histórico social, cuyo principal exponente fue Vygotsky (1973). Este autor señala que todo aprendizaje del niño se da primero en un nivel social o entre individuos, y sólo después en un nivel individual. Por lo tanto, esta teoría determina que el aprendizaje no es una actividad individual, sino básicamente social.

Resulta tan importante y relevante que los alumnos aprendan mediante la cooperación y la interacción, que tal práctica se incluye como uno de los cuatro pilares básicos de la educación para el siglo XXI, según el Informe Delors (1996), el cual menciona el aprender a convivir como uno de los principales retos de la educación contemporánea. México no se ha mantenido ajeno a estos principios. En la actualidad, con la Reforma Integral de Educación Básica (RIEB) y con los nuevos planes y programas de estudio, (SEP, 2011),  se establece una serie de competencias que el alumno debe desarrollar durante su estadía en el nivel básico; una de estas competencias es la denominada competencia para la convivencia, la cual enfatiza la capacidad del alumno para trabajar en equipo y relacionarse armónicamente con los demás, capacidad que de igual forma se reitera en el perfil de egreso de educación básica.

Con respecto a la importancia de aplicar el aprendizaje de tipo cooperativo en el aula, se encuentran diversas investigaciones realizadas en distintas partes del mundo. La más sobresaliente fue realizada por los hermanos Johnson en la década de los setentas, en la Universidad de Minnesota Estados Unidos. Los estudios se basaron en comparar tres tipos de interacción y de organización: cooperativa, competitiva e individual, así como analizar los resultados y consecuencias en las variables académicas, afectivas y sociales. Dichas investigaciones determinaron una gran cantidad de resultados positivos del aprendizaje de tipo cooperativo muy por encima de otros tipos de aprendizaje, como el individual: mayor desempeño y productividad de todos los estudiantes; motivación y autoestima más elevada; cohesión grupal, relaciones solidarias y comprometidas, y una mejor salud mental “Los poderosos efectos que tiene la cooperación sobre tantos aspectos distintos y relevantes, determinan que el aprendizaje cooperativo se distinga de otros métodos de enseñanza y constituya una de las herramientas más importantes para garantizar el buen rendimiento de los alumnos” (Jonhson, 1992, 10).

Un elemento primordial de una clase de índole cooperativa es el clima que propicie la cooperación entre sus miembros. En primer lugar, los alumnos deben sentirse cómodos dentro del aula, para lo cual influyen factores como las condiciones de ventilación, iluminación, limpieza o acomodo de los pupitres. La disposición del arreglo de los objetos donde se sientan los alumnos, repercute enormemente en las conductas que presentan los alumnos y el docente. Otros aspectos necesarios para que se realice el aprendizaje cooperativo de manera planificada y sistemática son, entre los más importantes, la composición de grupos heterogéneos, el establecimiento de roles entre los alumnos, el papel del profesor que pasa de ser un simple espectador a un facilitador, orientador, diseñador de estrategias.

CONCLUSIONES

Algunas ventajas del aprendizaje cooperativo son que permite un mayor rendimiento en todos los alumnos, fomenta relaciones más positivas entre los estudiantes, así como mayor autoestima y una mayor cohesión grupal.

BIBLIOGRAFÍA

Delors, J. (1996). La educación encierra un tesoro. México: UNESCO Ediciones.
Díaz Barriga, F. (2006). Estrategias docentes para un aprendizaje significativo: una interpretación constructivista. México: Mc. Graw Hill.
Jonhson, D. (2004). El aprendizaje cooperativo en el aula. Argentina: Paidós.
Jonhson, D. (1992). ¿Qué es el aprendizaje cooperativo? Ecuador: Paidós.
Mir, C. (1998). Cooperar en la escuela. España: Graó.
Secretaría de Educación Pública. (2011). Planes y programas de estudio. Educación Básica. México: SEP.
Vygotsky, L. S. (1973). Aprendizaje y desarrollo intelectual en edad escolar. España.