Terapia cognitivo-conductual para la modificación disciplinaria adolescente. Año 2. Número 4
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Autora: Janette Yvonne García Castro.
RESUMEN
Mediante el presente artículo se plantea una propuesta de intervención de tipo conductual para la resolución de problemas de conducta en la adolescencia siendo esta la etapa de reajuste emocional, comportamental y de cambios físicos más conflictiva en la búsqueda de la identidad personal, la cual genera una serie de crisis familiares, así como conflictos internos y externos en el adolescente.
PALABRAS CLAVE: Actitud, conducta, cognición, disciplina, adolescencia, desarrollo, modificación.
INTRODUCCIÓN
La adolescencia es una etapa por la cual un individuo pasa de la pubertad (11 a 13 años) hacia la adolescencia (13 a 21 años) que podría extenderse hasta los 19 años. En esta última se generan cambios físicos, psicológicos y emocionales.
Estos cambios derivan en dificultades familiares donde el adolescente requiere enfrentar esta fase de desarrollo y recibir apoyo. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presenta estadísticas actualizadas al 2011 en su encuesta sobre suicidio. Esta Dependencia estima que jóvenes entre 15 y 29 años de edad representaron la mayor proporción de fallecimientos por este hecho (43.5%).
Así, “entre los factores de riesgo que se encuentran asociados a esta conducta se encuentra la violencia, en este sentido la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2011 muestra que de las mujeres casadas o unidas, de 15 y más años de edad que declararon haber sufrido algún episodio de violencia por parte de su pareja en los últimos 12 meses previos a la encuesta, 9.1% pensó en quitarse la vida” (Cámara de Diputados, 2013).
Estos datos alertan sobre la necesidad de intervenir para disminuir estas cifras, pues evidencian adolescentes con conflictos emocionales y cognitivo-conductuales que los llevan a realizar una serie de comportamientos y acciones que pueden llevarlos a la muerte.
El presente artículo resulta un bosquejo de cómo afrontar, detectar y tratar de forma oportuna los daños a la salud psíquica y emocional de los adolescentes. Es importante analizar ciertas variables que afectan gravemente a los adolescentes, como la vida más agitada de la actualidad, la ausencia de los padres, la convivencia menos eficaz, la trasmisión de valores, el desarrollo de la comunicación asertiva y los métodos disciplinarios eficaces.
DESARROLLO
Es importante tener suficiente información sobre la didáctica de intervención que debe utilizarse, previendo un adecuado desarrollo de la disciplina que oriente la conducta asertiva de los jóvenes.
“La teoría del aprendizaje social de Bandura enfatiza la importancia de la observación y el modelado de los comportamientos, actitudes y reacciones emocionales de los demás” y también indica que “El aprendizaje sería sumamente laborioso, por no hablar de peligroso, si la gente tenía que confiar únicamente en los efectos de sus propias acciones para informarles qué hacer. Afortunadamente, la mayor parte del comportamiento humano es aprendido por observación a través (…)” del modelado (Bandura, 1977).
Cada joven es un proyecto de vida, un ser humano que transita inacabado y expuesto. Cuando construimos la identidad individual y nos determinamos, transitamos por un proceso de aceptación total, hay que influir directamente en el adolescente para que pueda realizar una modificación de hábitos, potencialice sus cualidades y capacidades. Para esto se debe iniciar con un proceso de observación metódico de su conducta. Formular el caso directo de la conducta problemática para poder realizar un diseño de tratamiento específico y ordenado. El terapeuta de enfoque cognitivo-conductual no actuará como un solucionador del problema de tipo pasivo.
Los problemas complejos requieren soluciones complejas (Hersen ,1981; Nezu 1989). El terapeuta de TCC (Terapia cognitivo-conductual) está obligado a realizar una investigación que le permita ver a la terapia como ciencia en pro de un paciente determinado, una vez definida la conducta se debe evidenciar el momento en que ésta se presenta, su duración e intensidad, recordando que buscamos modificar sus cogniciones negativas, para lo que habrá que ofrecer un conjunto de respuestas orientadas a comprometer al adolescente.
Posteriormente se debe hacer entender las consecuencias de sus acciones y redirigir sus respuestas a los diversos estímulos de su entorno, generar un conjunto de operaciones cognitivas que permitan al joven visualizar su problemática, de forma general a forma específica. Dado lo anterior será posible comprender la problemática e identificar las variables, ya que la conducta tiene múltiples causas y se manifiesta dentro de varios sistemas. En los adolescentes se requiere conocer las variables distantes, antecedentes, organísmicas de respuestas y las consecuencias. Así se podrá construir un mapa clínico de patogénesis (ver figura 1) que permitirá una evaluación, diagnóstico y tratamiento organizado.
MAPA CLÍNICO DE PATOGÉNESIS DE DIBS
Para la restructuración cognitiva es importante aplicar ciertos métodos como ensayos conductuales, confrontación abierta, tareas o responsabilidades en el hogar, juegos de rol o interpretación de roles, entrenamiento de relajación y entrenamiento en habilidades sociales. A pesar de realizar un mapa de patogénesis es importante realizar uno de metas del tratamiento y un análisis de costo–beneficio debido a que las diferentes actitudes de los adolescentes giran en torno a principios conductistas que facilitarán el proceso.
La teoría del aprendizaje social explica el comportamiento humano en términos de interacción recíproca continua entre cognitiva y conductual (Bandura, 1977). Para los adolescentes, el dinero, el tiempo con sus videojuegos, permisos y acceso a la tecnología suelen ser los beneficios óptimos que en TCC podrían utilizarse como condicionadores. Como en el caso del condicionamiento clásico que es un “Proceso de aprendizaje mediante el cual el organismo aprende a responder a un estímulo al que antes no respondía” (Pavlov). Utilizando este tipo de condicionamientos es válido reforzar positivamente la conducta deseada en el joven cada vez que él la cometa haciendo así que esta conducta aumente.
Skinner ideó un mecanismo: “la caja de Skinner”, dispuesta de tal manera que cada vez que se presiona cierta tecla se tiene acceso a la trampilla donde se encuentra la comida, que en este caso es el refuerzo que consigue la consolidación de una conducta en el animal. Este aprendizaje se denomina “operante” porque el sujeto aprende a realizar ciertos comportamientos. Para ello son fundamentales los refuerzos y castigos: un premio o refuerzo es cualquier estímulo que aumenta la probabilidad de que cierta conducta sea repetida por el sujeto; un castigo es cualquier estímulo que disminuye la probabilidad de que cierta conducta sea repetida (Aularagon.org, 2014).
De esta forma se explica claramente cómo el adolescente será dirigido a acciones voluntarias ejercidas repetidamente hasta lograr la creación de nuevos hábitos.
CONCLUSIONES
Todo comportamiento inadecuado es modificable, razón por la cual la TCC tiene los objetivos claros para llevar al adolescente a una búsqueda de metas que resuelvan sus conflictos sociales, emocionales y cognitivos. Esto permite que el joven tenga un espacio de reflexión o tiempo fuera, en el que se genera un análisis del mismo y una catarsis de emociones incontroladas como ira, tensión y ansiedad que autocontrolará con las diferentes técnicas de intervención programadas en el cuadro de patogénesis y el de metas. Después se podrá resarcir el daño ocasionado o la modificación de la acción negativa, reforzando positivamente la nueva acción para que el comportamiento positivo aumente. La disciplina debe ser firme y amorosa, esto permite que el adolescente comprenda el compromiso de las reglas de forma amable y armoniosa, en lugar de un método de disciplina rígida y violenta.
BIBLIOGRAFÍA
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Velasco Palacios, A. Hacia una planeación didáctica basada en competencias y algo más.