Ser una buena persona, ser un buen terapeuta. Año 3. Número 5
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Autora: Paola Abúndez Gallegos.
RESUMEN
Este artículo tiene como objetivo promover en los futuros psicólogos la salud mental y la estabilidad emocional; la paz en sí mismos, para brindar como profesionales un soporte adecuado a las personas que requieren de su servicio.
PALABRAS CLAVE: Estructura, personalidad, introspección, amor, propio, análisis, mecanismos, defensivos, creencias, consciencia.
INTRODUCCIÓN
Este artículo presenta los rasgos y las estructuras de personalidad que identifican a gran cantidad de psicólogos, su objetivo es promover la introspección en los futuros terapeutas que se especializarán en el área clínica. Se hará referencia a las estructuras de personalidad desde un punto de vista psicoanalítico, y posteriormente se brindará una perspectiva sistémica y personal del futuro psicólogo.
Cuando se estudia Psicología es común buscar respuestas a la propia vida, percepción y dolor del psicólogo. Proyectan sus deseos de ser escuchados (“es que soy buena escuchando a la gente”), de ser reparados, de ser atendidos, ayudados. Mientras se estudia, los psicólogos se dan cuenta de los rasgos de su personalidad; según un manual que pretende definir “las clases de personas que hay en el mundo”. La realidad brinda una línea para ayudarnos a determinar el funcionamiento de la psique, no define ni clasifica personas.
También se conocen palabras nuevas, con el tiempo se convierten en sinónimos, nuestros actos son los mismos, sólo que ya no se llaman “organización”, sino obsesividad, donde no sólo se desea “llamar la atención” sino que se es histriónico, y de pronto todo suena como una lista de horribles defectos (rasgos de personalidad). Según Anna Freud, en su obra Los mecanismos de defensa, cuando al Yo se le presenta un estímulo aversivo, los mecanismos de defensa que posee esta persona se activarán, con el único propósito de proteger al Yo, cuando una persona utiliza excesivamente el mismo mecanismo defensivo, se volverá patológico, es decir, la persona desarrollará un trastorno de la personalidad. Por ello, durante los estudios de los psicólogos, hay una gran resistencia por acudir a un proceso terapéutico, los mecanismos defensivos están activos por el propio miedo a padecer. Sin embargo, más que como terapeuta, como persona se comienzan a buscar explicaciones a la existencia, se despierta la curiosidad por saber quién eres en realidad. Este artículo ofrece de una manera práctica hacer conciencia sobre nuestra decisión al estudiar Psicología y del compromiso personal y profesional que ello representa.
DESARROLLO
¿Cómo saber si tengo un trastorno de la personalidad? Es sencillo, ¿le adjudicas tus desgracias e infortunios a los demás?, por ejemplo: “no quiero ir trabajar, no me puedo concentrar después de que Juan entra, pues no deja de mirarme como si me fuera a gritar o agredir, siento que algo quiere hacerme, no me siento tranquila y por eso estoy evitando ir a trabajar”. No significa que este sentimiento no tenga sentido, sino que hay que encontrarle un verdadero sentido desde el propio Yo. Como indica Anna Freud, los mecanismos de defensa se generan a partir del displacer, lo que significa que hay dolor, hay un sentimiento aversivo, así como un déficit en la capacidad de sublimarlo, pues el dolor ocupa mucho espacio, pero aceptar ese dolor lleva implícito aceptar una definición de la patología, de los rasgos de personalidad y eso crea más miedo y angustia ante nuestro propio padecimiento.
Si adjudicas a los demás todo lo malo que te pasa, entonces puedes padecer un trastorno de la personalidad o sólo posees rasgos que pueden evolucionar para ser un trastorno de la personalidad. Irónico, cierto, más irónico es que después de saber esto, algunos no harán nada al respecto y otros posiblemente comenzarán a considerar la terapia, no como remedio de tus infortunios o desgracias, más bien como la vida vista desde un ángulo distinto, donde el único que puede decidir qué hacer eres tú mismo. Puedes simplemente estar en busca de sentirte mejor, a veces parece que nos acostumbramos a vivir tristes, solos, iracundos, confundidos y eso se hace tan cotidiano porque son muchas personas las que están esperando algún día vivir mejor, es un desastre porque hoy es lo único que tenemos, ¿cuáles días son los que disfrutas de verdad? ¿Cómo se pretende ayudar a que alguien se sienta mejor con su vida, si alguien no se siente bien con la propia? ¿Qué tiene que ver la personalidad con haber estudiado Psicología? ¿Cuál es la ventaja de darse cuenta de los propios deseos?
En Psicología, todo comienza con el psicoanálisis, donde se habla de un aparato psíquico, ello, yo, y superyó. Cuando hay un conflicto entre la realidad interna y la realidad externa (ello y superyó) se echan a andar los mecanismos de defensa. Ahora bien, la patología se presenta cuando una persona usa excesivamente un sólo mecanismo de defensa, entonces se vuelve un trastorno del carácter. Los mecanismos de defensa son parte de nuestra pulsión de vida, los tenemos desde que comienza nuestra existencia. Y si estás vivo, significa que esta pulsión continúa presente. La pulsión de vida es más fuerte que la pulsión de muerte. La pulsión de muerte es la que nos lleva a actuar sin salvaguardarnos, por ejemplo, las adicciones.
Otto Kernberg realizó una clasificación de las estructuras de personalidad, en el presente artículo haré alusión a dos; Estructura Límite y Estructura Neurótica, ya que son las que, en su mayoría, caracterizan a los psicólogos.
Las personas con trastorno límite de la personalidad utilizan excesivamente el mecanismo de la proyección, personas que adjudican el malestar al exterior, se supone que son los demás quienes tienen que satisfacer sus necesidades, la palabra límite hace alusión a polos (como extremos), cuando se sufre este trastorno todo es gratificante, magnífico, o bien, todo es hostil y desagradable, nunca ambas hacia un mismo objeto. La estructura de personalidad límite se divide en superior y baja, esto de acuerdo a Otto Kernerg. Él determina que “La basta agresión en la infancia no permite una adecuada integración de aspectos buenos y malos de la madre, la escisión es esa división de los polos” (Kernberg, 1979).
Aceptar algún rasgo de personalidad del trastorno límite de la personalidad conlleva a aceptar que hubo agresión en la infancia, que cuando aprendimos de la vida hubo cuestiones que no fueron respondidas como queríamos (o necesitábamos), por ende, este déficit en la integración del objeto activa los mecanismos defensivos. Aquí se encuentran los trastornos: histriónico, dependiente, sado-masoquista, ciclotímico y narcisista. El malestar es propio, pero causado por agentes externos.
Es cierto que los mecanismos defensivos que comúnmente se utilizan bajo esta estructura son más primitivos en comparación con la estructura neurótica, sin embargo, hay un grado de conciencia. “Hay un déficit, incapacidad del sentido de identidad a su vez mantenida la capacidad del juicio de realidad” (Kernberg, 1979).
La estructura neurótica es caracterizada por una alta capacidad de realidad, esta es la estructura más adaptada, el mecanismo defensivo característico es la represión, lo que significa que a pesar de que sus mecanismos defensivos sean más elaborados (formación reactiva, sublimación, humor) no significa que no se desarrolle una patología. Se encuentran los trastornos Histérico y Obsesivo- compulsivo, que desde mi punto de vista, a pesar de que por el DSM-IV y por Freud sean los trastornos que más cerca están de la normalidad del ser humano, en realidad, se sufre igual o más que en los trastornos límite de la personalidad. Así que hay oportunidad de cambio para todos.
Cuando hablo de ser buenos terapeutas, hablo, en general, de ser buenas personas, y eso significa ser bueno para ti mismo, que no quieras ser nadie más que tú mismo, sólo así podrás ser bueno.
Conocerse a sí mismo va más allá de saber qué nos gusta y qué no nos gusta, es saber qué es lo más ruin que puedes ser y a la vez aceptar que puedes ser una persona bondadosa, es combinar todo lo que no eres con lo que sí eres, es dolor por la cosas que no obtuviste, que posiblemente necesitabas y no pudiste obtener.
Es cierto que la personalidad se conforma en los primeros años de vida, pero nunca será determinante. Si te asustas de ti mismo es porque no has dejado de juzgarte, estar frente a un “espejo” (como un terapeuta) ayuda a ver aquello que eres capaz de ser, y también lo que te hace vulnerable. No puedes ser capaz de hacer que una persona vea a través de sí, si no lo has vivido.
Primero, para poder hacer algún cambio en nuestra vida hay que pensar en lo que necesitamos, ¿necesitamos todos de un psicólogo? ¿Hay alguna ventaja de saber en qué soy malo y en qué soy bueno, o en conocer mis rasgos de personalidad? “Hasta que no seamos conscientes no podremos hacer ningún cambio” (Ruiz, 1998).
Comúnmente la gente dice “a nadie le gusta que le digan sus verdades”, pero es más complejo que eso, todos reaccionamos de distintas maneras, pero lo que desata esa reacción, es la emoción, el sentimiento. A veces cuando actuamos con enojo y hostilidad, el sentimiento es de tristeza y abandono. Y eso no lo supe de un libro, lo supe cuando volteé a mí misma. Esa emoción es inconsciente, hasta cierto punto, está encerrada (reprimida), este mecanismo de defensa comienza a actuar y a la vez es el generador de más mecanismos de defensa como la escisión, la regresión, la proyección…, entonces significa que la emoción no está segura siendo encerrada, hay fugas, y esas son las conductas imprudentes, testarudas, impulsivas, o también conocidas como “actig-out”. No son para definir a una persona, sino para una introspección, son para analizar el contenido oculto en las conductas. El objetivo es encontrar a qué se deben esas fugas; conocer el funcionamiento de nuestro aparato psíquico. Sin juzgarnos a nosotros mismos por lo que no somos, y así no juzgaremos a nadie más por lo que no es.
El factor más influyente para que elijamos estudiar Psicología es la familia, y son ellos por lo que todo comienza. Más que como terapeuta, como persona hay “algo” percibido de manera distinta en la infancia, se quiere entender el comportamiento de las personas. Ser una buena persona no tiene nada que ver con ser bueno con los demás, se trata de ser bueno para uno mismo, desde cómo nos percibimos a nosotros mismos. Quienes crean nuestra imagen ante la sociedad con sus conductas son nuestros padres, con todo y esa parte incongruente y turbulenta que ambos pueden poseer en su propia personalidad. Y esa es la forma en la que queremos hacer la diferencia. La pulsión de vida demuestra que está latente todo el tiempo en nuestra mente cuando verificamos antes de cruzar una calle, al tomar una simple decisión entre beber en una fiesta o no. Por ende, sé consciente de que has tenido muchos momentos buenos en la vida, por eso buscas más, lo que significa que puedes crearlos, pero esa es la parte que no nos inculcan, ¿cómo crearlos?
Imaginemos a toda la Teoría Psicoanalítica como un modelo atómico, definirá cómo se moverá la energía y cómo será la estructura de la materia, así es, el Psicoanálisis define cómo se mueve la libido y cómo funciona a través de su conformación, si sabes lo elemental, las posibilidades de atención son infinitas.
Entrar al área clínica es un constante trabajo contigo mismo, porque prácticamente parece que te explican cómo está conformada la mente humana, ¿a quién no le daría miedo o le provocaría ansiedad?
Simplemente hay que aceptar que cuando estudias Psicología no fue porque crees que tuviste la mejor infancia o la mejor vida que alguien podía tener, no fue así. Hay dolor, resentimiento, furia, ira, tristeza que viene con nosotros cuando entramos a la carrera de Psicología, pretendemos que la “hemos librado”, cuando en realidad nos hemos enganchado en la búsqueda de respuestas a esos porqués.
La verdad absoluta no la tiene un psicólogo, la tenemos todos dentro de nosotros, se trata de ser leales a nuestros propios sentimientos, nuestros propios principios, creencias, expectativas. Pero, ¿a qué le eres leal si todo esto no lo conoces de ti mismo? Ser psicólogo te compromete a conocer tu parte humana, para tratar con humanidad a los demás. Ser psicólogo te abre una pauta muy importante entre la salud mental y “pretender que no pasa nada”.
Con este artículo pretendo proponer una idea de cambio en las personas que están cerca del pensamiento y la conducta humana, los psicólogos, una idea que pueda tener un sentido clínico y científico, y a la vez la sensibilidad de la naturaleza humana.
Klein (1957), en su obra Envidia y gratitud, comenta que “la exploración del pasado de un paciente, de su infancia y su inconsciente es una precondición para comprender su personalidad adulta”, conocer cómo fuimos construyendo nuestras ideas nos permite darnos cuenta del poder que poseemos. Klein también habla de cómo es percibida la madre en los primeros años de vida, estudiando dos variables: la seguridad y la desconfianza hacia nuestra proveedora de vida, de la que más dependemos en ese momento.
Los episodios de ansiedad, los episodios de pánico, la depresión, el trastorno maniacodepresivo, el histriónico, en todos los trastornos que existen, hay una constante; la madre. De la manera en que nosotros seamos capaces de sentir amor hacía los otros es la forma en la que fuimos vistos por nuestro primer objeto de amor, así que hay que comenzar a aceptar que nuestras heridas están, no por un exceso de compañía, por una falta, por una atención incoherente, en fin, por cualquier trato que el día que hoy nos ha llevado a tener relaciones interpersonales fluctuantes, o la escases de las mismas o la insatisfacción con tu vida, todo depende de cómo nos trató nuestro primer objeto de amor.
Sí, este fin es un poco crudo, considero que el hecho de que podamos comparar una buena compañía a una mala compañía nos habla de una pulsión de vida, que día a día conecta a muchos individuos entre sí. La realidad es que en esta vida tú dependes de ti mismo, sin escoltas, sin papás, sin nadie, sin que signifique que no harán algo de vez en cuando por ti, pero si no somos capaces de cuidarnos a nosotros mismos nadie más lo hará y tampoco cuidaremos a alguien más. Si en algo tiene razón Alejandro Jodorowsky en sus reflexiones es que en México nos han infantilizado, aún de adultos buscamos depender de nuestros padres, o bien terminamos eternamente resentidos por lo que nunca obtuvimos, necesitamos despertar y crecer a nivel de consciencia, no puedes hacer un cambio en tu vida si haces lo mismo todos los días, si quieres que las cosas sean diferentes, haz cosas diferentes.
CONCLUSIONES
Siendo sensatos, ¿qué más da qué lugar ocupas en el DSM-IV o ante la sociedad siendo psicólogo? Lo importante es en qué lugar te tienes a ti mismo. Sólo siendo capaces de observar y aceptar nuestro dolor seremos capaces de transformarlo, y más allá del dinero, las leyes, la política, la religión y la sociedad seremos naturales, auténticos e inquebrantables. En palabras cotidianas, seremos FELICES.
BIBLIOGRAFÍA
Freud, A. (1961). El yo y los mecanismos de defensa. México: Paidós.
Kernberg, O. (1979). La teoría de las relaciones objetales y el Psicoanálisis Clínico. Buenos Aires: Paidós.
Klein, M. (1957). Envidia y gratitud. Recuperado de http://www.cer.edu.mx/bibliovirtual/files/klein_melanie_-_31_envidia_y_gratitud.pdf
Nieto, C. (1994). Psicoterapia, principios y técnicas. México: Pax.
Pichón, R. (1983). La psiquiatría una nueva problemática. Del psicoanálisis a la psicología social. Buenos Aires: Nueva Visión.
Ruiz, M. (1998). Los cuatro acuerdos. Barcelona: Urano.