<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=186146087706618&amp;noscript=1"> Las instituciones de educación privada en Chiapas, una alternativa a la educación oficial Edición Especial No. 1

Las instituciones de educación privada en Chiapas, una alternativa a la educación oficial Edición Especial No. 1

10 min de lectura

Autor: Francisco Huerta Zavala.

RESUMEN

Las instituciones educativas particulares tienen un espacio y un tiempo bien determinado. Son pertinentes porque en el momento adecuado oponen iniciativas capaces de neutralizar los excesos nocivos para la educación por parte de grupos con intereses unilaterales, a veces ocultos en estructuras estatales. Han propiciado la creación de un ámbito legal en el que se establecen los límites de una responsabilidad equitativamente distribuida, compartida y reconocida, de aquí su importancia.

PALABRAS CLAVE: Educación privada, pertinencia, legalidad, economía.

INTRODUCCIÓN
En este trabajo se profundiza sobre la educación impartida por los particulares y la importancia de generar opciones alternativas a la educación que imparte el Estado. La distinción y su “lugar aparte” se justifi can porque las Instituciones Educativas Particulares (IEP) pueden desempeñar un papel de cierta confrontación, por tener un punto de partida diverso al que pueden desempeñar las Instituciones ligadas al Estado.

Para entender esta confrontación, se hacen algunas consideraciones que nos ayuden a entender este punto. El esfuerzo por distinguir una y otra postura ante el hecho educativo puede ser benefi cioso para ambos lados. Las preguntas detonadoras serían: ¿existe alguna diferencia signifi cativa entre la educación impartida por las instituciones públicas y las instituciones privadas en Chiapas? y ¿en qué consiste esa diferencia y qué consecuencias tiene en la educación? Hay tres elementos principales que defi nen a las IEP y marcan sus diferencias más notables en relación con las públicas: la pertinencia, el ámbito legal y la situación socio-económica.

DESARROLLO
1. La pertinencia.

Para comprender el desarrollo de la educación nacional es menester refl exionar sobre el impacto de la enseñanza privada y su signifi cado. Desde el tiempo de la Colonia, las instituciones educativas tuvieron mucho que ver en la ideología y la formación política de las nuevas sociedades que se establecieron en América. En aquel momento no había una clara distinción entre instituciones particulares e instituciones públicas. Casi todas dependían de la Iglesia católica y tenían una cierta “oficialidad”, sobre todo a nivel universitario. Esta relación permitió que la tradición educativa se confi gurara a partir de las necesidades culturales y políticas del momento (Robles, 1988).

El papel que la Iglesia desempeñó en este tiempo fue fundamental, desde la instrucción elemental hasta la formación universitaria. Sin embargo, se debe reconocer que la educación institucional con estructura escolar o tendiente a ella, no era sufi ciente ni podía llegar a toda la población. “Lo más común, en la mayor parte de la población era no ir a la escuela” (Gonzalbo, 1996). El lugar del aprendizaje más común, era la vida diaria en familia, en el barrio, en el pueblo.

Salvo los problemas del fi nanciamiento de las instituciones educativas promovidas por la Iglesia, no hubo obstáculos signifi cativos que cuestionaran la educación que ésta impartía, hasta inicios del siglo XIX en el que se manifi esta la infl uencia del secularismo propiciado por las ideas liberales que habían convulsionado a Francia y a otros países europeos.

La consecuencia de estos cambios generó en México las dicotomías que polarizaron la actividad política y educativa entre liberales y conservadores. Así, la escuela católica es definida como escuela privada, sobre todo en oposición a la escuela de gobierno, caracterizada por seguir las doctrinas positivistas y la indiferencia religiosa (Torres, 1997).

A partir de entonces, la escuela privada, llamada escuela o colegio particular, adquiere como característica distintiva el ser una opción diferente a la educación impartida por el Estado. Como escuela particular, está libre de las políticas oficiales que pueden ser cuestionadas y aún combatidas (Torres, 1997). Según Torres, ”la escuela católica surgió como un lugar donde se rechazaron las Leyes de Reforma, donde se criticaron violentamente las políticas anticlericales del gobierno, pero sobre todo, como un espacio donde podrían reproducirse los valores y las tradiciones católicas”.

La historia de la educación superior en México ha pasado por momentos muy variados en los que las IEP fueron afectadas por decisiones político-administrativas que obstaculizaron o favorecieron el desarrollo educativo nacional.

La educación pública, entendida aquí como la que se origina en la consolidación del Estado, en Francia tiene un significado especial relacionado con la Revolución Francesa, que no ocurre en México. La relación que aquí interesa es el conflicto entre el Estado y la Iglesia católica.

Por una parte, el Estado defiende la libertad religiosa, y por otra la Iglesia sigue reconocida como detentora y autoridad de la educación escolar hasta ese momento.

¿A quién le correspondía decidir sobre contenidos y formas de la educación escolar? Esta situación provocó la disputa del concepto de lo privado frente a lo público. Ya en el siglo XIV, menciona Guevara Niebla (s/d), se presentaron problemas entre el Sumo Pontífice y el Rey, que fueron resueltos bajo el
precepto de que el Rey era un hombre público con responsabilidades de gobierno que exigían completa independencia, mientras que la misión de la Iglesia y del Papa era cumplir funciones privadas, es decir, hablar en privado a la conciencia de cada uno de los hombres. Sin embargo, el sistema público de educación francés se resolvió hasta fines del siglo XIX con las reformas de Jules Ferry, que culminaron con la ley de 1882 que estableció el carácter laico, gratuito y obligatorio de la educación (Guevara Niebla, s/d).

En este contexto se entiende por laica una educación con base racional de tipo científico positivista que dejaba la enseñanza religiosa en manos de la familia y de la Iglesia.

Al triunfo de la independencia, en la Constitución de 1812 aparece ya la preocupación por la instrucción de las provincias (Bolaños, 2002), sin embargo, el primer cambio importante en la estructura educativa se presenta en 1833 cuando el presidente en turno, Valentín Gómez Farías, sustituyó la educación clerical por un modelo centrado en la ciencia y el progreso (Carmona, 2010).

Los motivos de la aparición del sector privado en la educación superior giran en torno a la discusión de la autonomía y la libertad de cátedra (Acosta, 2005). La primera universidad privada en México fue la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) en 1935, el contexto en el que surge fue un intenso debate político e ideológico

entre una concepción liberal de la universidad y la concepción revolucionaria que el cardenismo (1934-1940) impulsó a nivel nacional, en la que la universidad debía estar al servicio del proyecto de la Revolución Mexicana (Acosta, 2005).
La UAG, entonces, nace por una separación de quienes no estaban de acuerdo con la orientación de la Universidad Pública de Guadalajara y deciden darle un carácter privado y de orientación religiosa (Acosta, 2005). La Universidad encuentra un ambiente favorable e inicia un proceso de expansión en términos tanto de establecimientos como de matrícula, recursos y prestigio.

2. El ámbito legal

El punto de partida es el fundamento filosófico del artículo 3° de la Constitución que en el primer inciso dice: “dicha educación será laica y, por tanto, se mantendrá por completo ajena a cualquier doctrina religiosa”.

La primera vez que aparece la palabra laico en la Constitución fue hasta 1917. En efecto, en la primera Constitución (1824) la tensión estaba polarizada entre dos posturas diversas: centralistas y federalistas, venciendo esta última. La segunda Constitución (1857), también partía de visiones radicales, la de los conservadores y los liberales, venciendo los últimos, sin embargo, en la separación de Iglesia y Estado que subyace en las Leyes de Reforma, ya se iniciaba la idea de la laicidad del gobierno en los Estados.

Fue hasta después de la Revolución de 1910 que con Carranza se renueva la Carta Magna y aparece el artículo 3° que con más reformas llega hasta nuestros días. El tema de la laicidad ocupa las discusiones por mucho tiempo en el ambiente legislativo. Poco a poco irá perdiendo la agresividad anticlerical que mostró al inicio para mostrar una cierta horizontalidad, es decir, una actitud de diálogo en el cual no se reconocen estructuras de asimetría hegemónica sino entre iguales, esta idea es coherente con la opción de la República federal, demócrata, como lo proclama la Constitución de 1817 y lo retoman las demás. Por este motivo no habrá “dogmas” en materia de educación.

Este es, también, el motivo por el que no puede cerrarse la posibilidad de que los particulares impartan educación en todos los niveles, para evitar una absolutización del grupo de poder que representa el Estado, que podría degenerar en una cierta “tiranía educativa”. Así se comprende mejor el auténtico sentido de laicidad, que tiene que ver más con democracia y libertad que con anti-religiosidad. Detrás del devenir del discurso político, se pueden ver con frecuencia opciones que revelan la madurez de ideas fundamentales, que ahora podemos reconsiderar, como la idea de emancipación y de pluralismo.

Si se lleva a sus últimas consecuencias la aplicación del laicismo a cualquier institución, se llega, necesariamente, a la separación de toda dependencia y por extensión a toda afirmación dogmática tanto de estructuras como de pensamiento (Adorno, 2008).

Esta actitud crítica ante las instituciones, lleva a ver críticamente la misma institución gubernamental, bajo la advertencia de que puede suceder lo mismo que se busca evitar, o sea la absolutización del Estado como único detentor de educación ante la sociedad. Emancipación y pluralismo son conceptos que entran en la comprensión de la democracia, siendo México una República democrática, le da coherencia al sentido de la laicidad correlacionado con emancipación y pluralismo.

3. La situación socio-económica

En México, como en muchos otros países, las instituciones privadas desarrollan en la educación un papel complementario al del Estado, la “absorción de la demanda”. En la Academia Mexicana de Ciencias (2006) se publicó de manera digital un artículo en el que se denuncia el mercantilismo de la Institución Pública de Educación Superior (IPES).

En los últimos 20 años, México ha experimentado un fenómeno de crecimiento caótico y desregulado de las instituciones de educación superior (IES) privadas, las cuales han sobrepuesto el negocio a la calidad de la enseñanza, como lo demuestra el hecho de que menos del diez por ciento de estas instituciones cuente con un certificado de calidad por parte de la Secretaría de Educación Pública. (Boletín AMC/22/06)

Según este artículo “México está frente al desarrollo de un fenómeno absolutamente nocivo en la educación superior del país, dado que sólo un diez por ciento de las IES privadas cuenta con certificación de calidad, por lo que se estaría hablando de que cerca del 40 por ciento
de la matrícula estudiantil de licenciatura y posgrado de todo el país sería objeto de un fraude educativo” (Boletín AMC/22/06).
Este tema ha sido abordado desde diferentes ángulos, el que aquí interesa como mejor óptica y solución a lo que se le ha llamado mercantilización de la enseñanza es el esfuerzo por distinguir el tipo de IPES que puede haber.

Baptista Lucio y Medina Gual (s/d) presentan un estudio de las tipologías que clasifican al sector de las IPES, con la finalidad de contribuir a la elaboración de una tipología útil para distinguirlas en su conjunto. Según
ellos, los organismos acreditadores deben publicar sus resultados, debe combatirse la mala información con la difusión de estudios serios sobre IES privadas y las autoridades competentes tienen el deber de normar y
prevenir la aparición de “mercenarios” de la educación que hacen daño al sector y a la sociedad. En los estatutos de FIMPES, se afirma que es indispensable para ingresar y permanecer en la federación, “como integrante con voz y voto, poseer un expediente sobre el estatuto legal regular de su actividad y la obtención de un dictamen de acreditación emitido por una comisión integrada por académicos independientes. Con ello, se garantiza a la sociedad y a la comunidad universitaria que las instituciones afiliadas poseen los requisitos mínimos de calidad
indispensables en toda oferta académica, lo mismo podemos decir de otros organismos que tienen una envergadura más amplia como la ANUIES” (FIMPES, s/d).

CONCLUSIONES
Ante la postura de imponer una única visión globalizante, justifi cada por un concepto de unidad nacional, bajo el régimen de un Estado plenipotenciario, se alza la mirada autónoma que nos lleva al reconocimiento y análisis de los diversos elementos que defi nen una y otra realidad (la pública y la privada).

Las Instituciones educativas particulares tienen un espacio y un tiempo con un signifi cado simbólico bien determinado. Son pertinentes porque en el momento y en el lugar adecuado oponen iniciativas capaces de neutralizar los excesos nocivos para la educación por parte de grupos con intereses unilaterales, a veces ocultos en estructuras estatales. Estas IEP han propiciado la creación de un ámbito legal en el que se establecen los límites de una responsabilidad equitativamente distribuida, compartida y reconocida. Finalmente, la situación socio-económica lleva a las IEP ante el reto de la autenticidad y la actitud de vigilancia para evitar la infi ltración de “mercenarios oportunistas” en la educación nacional.

BIBLIOGRAFÍA
Academia Mexicana de Ciencias. (2006). Aumenta mercantilización de la educación superior.

Boletín AMC/22/06. México, D.F., jueves 23 de marzo de 2006.

Acosta Silva, A. (2005). La Educación Superior Privada en México. (Reporte elaborado para el IESALC-UNESCO). México. http://www.iesalc.unesco. org.ve/

Adorno, T. (2008). Crítica de la cultura y sociedad. México: Ediciones Akal. Baptista Lucio, M. P. y Medina Gual, L. (s/d). Instituciones de Educación Superior Privada: Un estudio de las tipologías que clasifi can al sector. México: Universidad Anáhuac.

Bolaños, V. H. (2002). Compendio de la historia de la educación en México.
México: Porrúa.

Calvo Espiga, A. (2003). Tolerancia, multiculturalismo y democracia: límites de un problema, Laicidad y libertades. Escritos jurídicos, 3.

Carmona, D. (2010). Es creada la Universidad Nacional. En Memoria política de México. Recuperado de: http://memoriapoliticademexico.org/Efemerides/ 5/26051910.html:

FIMPES. (s/d). Estatutos. Recuperado de: http://fi mpes.org.mx/

Gonzalbo, P. (1996). Educación rural e indígena en Iberoamérica. México: COLMEX/Universidad Nacional de Educación a Distancia.

Guevara Niebla, G. (s/d). Democracia y educación. En Cuadernos de la Divulgación de la Cultura, 16. Recuperado de: http://www.ife.org.mx/documentos/ DECEYEC/democracia y educacion.htm#presentacion

Medina de la Cerda, R. Mendoza Carrera, E. (2012). Tópicos en educación superior: una mirada desde la FIMPES. México: OAI.

Robles, M. (1988). Educación y sociedad en la historia de México. México: COLMEX.

Torres Septién, V. (1997). La educación privada en México 1903 – 1976.

México: COLMEX y Universidad Iberoamericana.