La educación infantil en México y el proceso de evaluación. Edición Especial No. 4
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Autora: Claudia Oralia García Dorantes.
RESUMEN
El presente artículo expone el proceso por el cual ha transitado la educación infantil en México, al mismo tiempo se presenta un análisis sobre cómo se transformó la forma de trabajar en la Educación Preescolar.
PALABRAS CLAVE: Educación, infantil, preescolar, evaluación.
INTRODUCCIÓN
La educación Infantil en México en sus orígenes estaba a cargo de los padres, posteriormente pasó a otras personas, las cuales ayudaban en su formación y perfeccionamiento de deberes específicos, con el tiempo pasó a manos del clero español, más tarde estuvo a cargo del la dictadura, posteriormente se crearon organismos externos como la Secretaría de Educación Publica la cual ayudaría en esta organización educativa.
Por ejemplo, en el siglo XV los Chichimecas y los Aztecas hacían lo mismo, los primeros se dedicaban a la caza y la recolección, mientras que los segundos se dedicaron a la agricultura.
“Los niños se adaptaban a los modos de vida, la generación adulta y de la sociedad y los imitaban de forma espontánea. Los hombres aprendían a pelear y cazar, y las hembras a recolectar y calentar alimentos (…). La educación comenzaba en el hogar y estaba a cargo de los padres, siendo continuada luego por otras personas e instrucciones específicas” (Bolea, 2008).
Durante estos años la educación consistía, únicamente, en trasmitir conocimientos tradicionales y culturales, para poder preservar su cultura, se carecía de una educación sistemática. Con el tiempo la educación cambia su enfoque, sus formas de vida cambiaron también durante la Conquista y la Colonia entre los siglos XVI y XVII.
El clero español tuvo una participación preponderante en la tarea de cuidar y educar a los niños en la época de la colonia (…) mediante la castellanización y la alfabetización sustentadas en el pensamiento cristiano (…). La labor conquistadora y colonizadora española implicó de hecho una educación para el sometimiento y se expresó con un carácter dogmático impulsivo primero para los indios colonizados y después para los mestizos y las castas (Bolea, 2008).
Desde el punto de vista de la autora, en este momento histórico la educación únicamente se ve como la necesidad de trasmitir una lengua extranjera y de creencias religiosas sin que existiera interés por tomar en cuenta las necesidades del individuo, en este caso de preservar su cultura y conociendo nuevas tradiciones.
Durante la dictadura de Porfirio Díaz, desde 1876 hasta 1906 aproximadamente, se crearon las primeras escuelas para los preescolares, escuelas de párvulos, para niños menores de siete años de edad. Pero hasta este período la educación sigue respondiendo a una serie de necesidades políticas por las cuales atraviesa el país, sin embargo, sigue careciendo de una formalidad de los aprendizajes, puesto que el propósito sólo es de alimentación y cuidados.
En el siglo XIX aparece la educación infantil un poco más formal, en 1907, la profesora Berta Von Glümer formaba educadoras de párvulos, dejando este término atrás para denominarse Kindergarten.
En 1910, en Alemania se le daba gran relevancia a la educación infantil para fortalecer el desarrollo de los niños y bajo esta referencia, en México, se abre la Escuela Normal de Profesoras y ahí se creó un curso especial de Pedagogía para Jardines de Niños. Fue en este momento cuando por primera vez el estado mexicano intenta preparar a sus profesores (Bolea, 2008).
A pesar de la Revolución y de los conflictos por los que atravesaba el país, en 1932 se logró incrementar el número de niños bajo el enfoque pedagógico de Fröebel “Dones y ocupaciones”, en el que se enseñaba mediante el juego, actividades artesanales, de jardinería, entre otros.
Esta perspectiva no presenta ninguna forma sistemática de evaluación de los aprendizajes de los niños, pues sólo era la trasmisión de conocimientos de trabajos artesanales.
En las décadas de 1960 y 1970 a las educadoras se les consideraba “Educadoras Jardineras” (cultivo y crecimiento de los infantes) (Palencia, 2009).
Hasta aquí no hay indicios de una educación con técnicas o métodos que nos dieran datos precisos acerca de cómo aprendían los niños y cómo se evaluaba el aprendizaje de los mismos. Los hechos muestran únicamente que existía la necesidad de atender a los infantes mientras sus madres trabajaban o para suplir el vacío de las madres muertas o ausentes por diversas causas.
DESARROLLO
Pasaron algunos años más para que la SEP elaborara el Programa de Educación Preescolar (1979). El cual consistía en el enfoque Psicológico Cognitivo de Piaget, estaba constituido por cuatro áreas: Emocional-Social, Cognitiva, de Lenguaje y Motora.
Apenas transcurrió un año, al decretarse el artículo 24, la Secretaría de Educación Preescolar emite tres libros para conformar la curricula del Plan 1981.
El currículo abarcaba cómo debería de ser la planificación general del programa, el cual permitía tener una visión del proceso de enseñanza y aprendizaje. Su fundamento teórico consistía en los ejes de desarrollo basados en las características del niño. Así como los aspectos curriculares que tienen que ver con los contenidos, los objetivos, los recursos, las actividades y la evaluación (SEP, 1981).
También fundamentaba la planificación de diez unidades temáticas, en donde se observa la forma operativa del programa y se convierte automáticamente en el complemento al currículo. Estas diez unidades son: La integración del niño a la escuela, el vestido, la alimentación, la vivienda, la salud, el trabajo, entre otros (SEP, 1981).
La evaluación consistía en valorar tres niveles de madurez en cuanto a las características del programa. Esta evaluación estaba predeterminada por la SEP, ya que establecía los materiales y lo que se evaluaría en cuanto al programa desarrollado.
En este programa la organización de la evaluación era permanente y transversal. La primera consistía en la observación constante que la educadora hacia de los niños a través de las actividades de cada día y durante todo el año escolar (SEP, 1981). Incluía la evaluación final de cada unidad o situación, también la colectiva en que los pequeños grupos comentaban el resultado de su trabajo y de la participación de los otros grupos, incorporando la autoevaluación y la coevaluación.
La evaluación transversal consistía en llevar un registro del proceso de desarrollo en dos momentos del ciclo escolar, radicaba en gran parte en las observaciones de la evaluación permanente y las observaciones que se hacían de cada niño a través de la realización de las mismas actividades durante un tiempo determinado (SEP, 1981).
Como se puede observar, la evaluación estaba determinada por la SEP al enunciar los materiales y los instrumentos de evaluación, sin embargo, las educadoras evaluaban según lo que consideraban y lo que les exija el currículo minimizando así esta parte fundamental del proceso de la evaluación.
Tres años después, en 1984, se da a conocer el Proyecto Nezahualpilli, el cual consistía en una metodología de investigación-acción. Consistía en el diseño de un proyecto, un diagnóstico situacional y la elaboración de un currículo a partir de sus lineamientos generales. El tipo de evaluación era participativa, de la que resultó un modelo rediseñado, según Pérez y colaboradores (2005).
De 1979 a 1984, la Secretaría de Educación Preescolar decreta y publica diversos currículos, lo que no permitió oportunidad de una adaptación más congruente, ya que no se pudieron monitorear o ver resultados que pudieran servir para la mejora de los procesos de enseñanza y aprendizaje y por lo tanto no se arrojó una valoración del desarrollo de los niños.
Más tarde, en 1986, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, (UNESCO), en su Oficina Regional de Educación en América Latina y el Caribe, publica una Guía para Proyectos de Educación Preescolar de comunidad, bajo la autoría de Gilberto Calvo Padilla.
La guía estaba dirigida a personas interesadas, miembros de diversas comunidades, con la finalidad de ayudarles a realizar un proyecto de Educación Preescolar para sus hijos. La metodología fue concebida para el trabajo por proyectos, donde se requería un trabajo colaborativo, comunitario para valorizar a los niños menores de seis años, tomar conciencia de sus necesidades y poder elaborar un proyecto para la atención integral de necesidades de Jardín.
Se razona que los avances de desarrollo del país, la modernización educativa y la puesta en marcha de la Guía para Proyectos de Educación Preescolar de comunidad, de origen de la UNESCO, dio pie más tarde para que en México se implementara el nuevo currículo de Planes y programas 1992.
Dentro de estas modificaciones se elabora un nuevo programa, el Programa de Educación Preescolar (1992), el cual consistía en el trabajo por proyectos, que era a su vez organizado por cinco bloques de juegos y actividades, “de sensibilidad y expresión artística”, “psicomotricidad”, “de relación con la naturaleza”, “matemáticas” y “lenguaje”. (SEP, 1993).
En este Programa la evaluación se aborda de forma más específica, era guiada por una serie de preguntas en los siguientes aspectos: Evaluación inicial individual, Evaluación general del proyecto, Informe final grupal e Informe final individual (SEP, 1992).
Pero resultaba ser un informe únicamente, sin lograr impacto alguno, sólo servía para brindar un resultado de cómo se llevaron las actividades, qué logros u obstáculos se hallaron y qué resultados se obtuvieron al finalizar cada actividad, cada proyecto, cada niño o el grupo en el ciclo escolar.
Las necesidades de transformar el país, en el siglo XX, llevan también a cambiar algunos aspectos del Sistema Educativo Mexicano, las diferentes reformas y cambios en las últimas décadas se han establecido con el objetivo de mejorar y garantizar una educación de calidad para regenerar y activar las necesidades económicas, políticas y sociales de México.
El Estado decretó la obligatoriedad en el año 2002, incorporando la Educación Preescolar como obligatoria, existió la necesidad de reformar la nueva currícula pedagógica de este nivel, con ello se implementó el Programa 2004, donde el desarrollo pedagógico es por campos formativos, bajo el Enfoque por Competencias.
El Programa es de carácter nacional, contaba con sus Principios Pedagógicos y sus Propósitos fundamentales. Estaba organizado a partir de competencias, con sus seis campos formativos: Desarrollo personal y social, Lenguaje y comunicación, Pensamiento matemático, Exploración y conocimiento del mundo, Expresión y apreciación artística, Desarrollo físico y salud (SEP, 2004).
En este programa el proceso de la evaluación radicaba en estimar el aprendizaje de los estudiantes, cotejando periódicamente los avances de los niños en relación con las intenciones fundamentales del mismo.
Esto va encaminado a que los docentes deben considerar lo que observan en sus alumnos sobre lo que saben y los avances que van teniendo.
Los momentos que propone la evaluación eran el diagnóstico inicial y al final del año escolar. Sin embargo, aunque estaban claros los propósitos de la evaluación en este Programa, también terminó siendo sólo un fin administrativo de los resultados de los aprendizajes de los niños, sin dar la oportunidad de mejorar dichos aprendizajes y sin evaluar la intervención docente.
Más tarde, con la necesidad de Articular la Educación Básica, se vuelve a reformar el currículo de Educación Preescolar en el año 2011, donde se continúa un trabajo pedagógico por campos formativos, bajo el Enfoque por Competencias, pero con un perfil de egreso, con Aprendizajes esperados y temas de relevancia social, entre otros detalles.
El Plan de estudios 2011 es el documento que organiza la Reforma Integral de la Educación Básica, en él se plantea el mapa del currículo que deberán atravesar los alumnos a lo largo de doce años, las competencias para la vida, el Perfil de Egreso de la Educación Básica, los referentes internacionales para la evaluación y con ello la forma de evaluación y las herramientas que deberán usar los profesores y los alumnos (SEP, 2011).
En el Apartado 1.7 del Plan de estudios 2011, Evaluar para aprender, se muestra un seguimiento, como parte constitutiva de la enseñanza y el aprendizaje, así como los enfoques formativos y los aprendizajes esperados como un referente, todo ello plantea un seguimiento para realizar una evaluación diagnóstica, formativa, sumativa, además de la autoevaluación y la coevaluación, a través de: Rúbrica o matriz de verificación, listas de cotejo o control.
En Preescolar existen tres rubros: “Características infantiles y procesos de aprendizaje”, “Diversidad y equidad”, “Intervención educativa”. Otros aspectos que componen la operatividad del Programa son los campos formativos, aprendizajes esperados, modalidades de trabajo, el trabajo colaborativo, el uso de materiales y recursos educativos, la tecnología como recurso de aprendizaje y la Evaluación (SEP, 2011).
Dentro de las modificaciones del Programa se proyecta que es el educativo, quien es encargado de la apreciación de los aprendizajes de los alumnos de Educación Básica y por ello, es el que realiza el rastreo, para crear oportunidades de aprendizaje y así hacer las innovaciones necesarias en su práctica de enseñanza para que los estudiantes logren los aprendizajes establecidos por la Secretaría de Educación, bajo el enfoque formativo e inclusivo de la evaluación de los aprendizajes.
Y es así que la Educación Preescolar retoma las diez herramientas que propone el Plan 2011. Para evaluar se tomarán en cuenta los aprendizajes que adquieren progresivamente los alumnos, tomando como parámetros: los aprendizajes esperados, los estándares curriculares, las competencias que van logrando los niños, la intervención docente, entre otros aspectos (SEP, 2011).
Así mismo, establece cuatro momentos de evaluación, la inicial o diagnóstica, la intermedia, la final y la permanente. Para llevar acabo estos momentos de evaluación se sugiere regístralos en el diario de trabajo, formar los portafolios con sus producciones, fotografías o videos de los niños que den cuenta del desempeño en el desarrollo de situaciones de aprendizaje, entre otros (SEP, 2011).
CONCLUSIONES
Al igual que otros programas que han existido a lo largo de la historia, no se revela la preparación con la que deben contar los docentes para llevar a cabo dichas propuestas de evaluación, es decir, la RIEB y el Programa de Estudio 2011. Guía de la Educadora, proponen diez herramientas de evaluación.
Referente a ello, la Secretaría de Educación Pública asume que los profesores y las profesoras conocen en qué consisten y el manejo de estas, sin embargo, la autora del presente documento considera que existen algunos docentes que desconocen el funcionamiento, la realización y el manejo de estas herramientas.
Por otra parte, no existen indicios de que los docentes hayan sido capacitados para llevar a cabo estas herramientas. La que escribe, asume la postura de Martínez y Rochera (2010) en la que se asevera que la evaluación constituye el punto de partida para la transformación de la práctica educativa y para una verdadera reforma curricular.
BIBLIOGRAFÍA
Bolea Murga, M. (2008). Reseña histórica de la primera infancia en México. Ethos Educativos, 42, 25-60.
Martínez, S. y Rochera, M. (2010). Las Prácticas de Evaluación de Competencias en la Educación Preescolar Mexicana a partir de la Reforma Curricular. Revista Mexicana de Investigación Educativa, 15(47): 1025-1050.
Palencia Villa, M. (2009). Transformaciones del Modelo Cultural de las Educadoras de Preescolar. Revista Mexicana de Investigación Educativa, 14(42): 787-811.
Pérez Alarcón J., Abiega, D., Pamplona, I. y Zarco, M. (1984). Alternativas de educación preescolar para zonas marginalizadas urbanas: El Proyecto Nezahualpilli. Revista Latinoamericana de Estudios Educativos, 14(1,2): 75-138.
SEP. (1979). Programa de Educación Preescolar. México: SEP.
SEP. (1981). Programa de Educación Preescolar. México: SEP.
SEP. (1992). Programa de Educación Preescolar. México: SEP.
SEP. (1993). Bloques de Juegos y Actividades en el Desarrollo de los proyectos en el Jardín de Niños. México: SEP.
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UNESCO. (1985). Guía para proyectos de educación preescolar de comunidades. Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe OREALC.
UPN. (1994). Metodología didáctica y práctica docente en el Jardín de Niños. Guía del estudiante. Antología Básica. México: Universidad Pedagógica Nacional.