<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=186146087706618&amp;noscript=1"> Aprender a aprender, elemento clave de la cultura de enseñanza y cultura de aprendizaje de lenguas extanjeras o segundas lenguas AÑO 1. Número 3

Aprender a aprender, elemento clave de la cultura de enseñanza y cultura de aprendizaje de lenguas extanjeras o segundas lenguas AÑO 1. Número 3

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RESUMEN

El presente artículo repara en la necesidad de analizar la cultura que rodea al aprendizaje y enseñanza de lenguas extranjeras o segundas lenguas, con el fin de optimizar este complejo proceso. Mucho se menciona del “aprender a aprender” y de los beneficios que aporta desde la perspectiva de otras asignaturas, o bien, de la educación en general, dejando de lado el contexto y antecedente muy particular que tiene la enseñanza de lenguas.

PALABRAS CLAVE: Aprender a aprender, cultura de aprendizaje, cultura de enseñanza, lengua extranjera, segunda lengua.

INTRODUCCIÓN

En cualquier centro de educación se encontrará una amplia gama de contenidos, necesidades, programas, docentes, estudiantes, directivos y, por supuesto, de culturas que envuelven el proceso de enseñanza- aprendizaje (E-A). Cada uno de estos elementos ha sido sumamente estudiado de diferentes maneras y se ha intentado encontrar la receta secreta que potencialice dicho proceso.

Hablando de la parte cultural del aprendizaje de lenguas extranjeras, la idea de principios universales para su enseñanza parece ser una tarea prácticamente imposible de realizar, ya que como lo dice Martínez (2008, p. 293), “la cultura se muestra como una serie de programas, opciones, que orientan el comportamiento humano, y no como esquemas de conducta”,  de tal modo que el propósito de este ensayo no es proponer un método infalible de enseñanza y aprendizaje de lengua extranjera. De hecho, ya existen muchas opciones para ello, desde la Gramática Traducción (G-T) hasta la enseñanza basada en tareas, por mencionar algunas.

Tampoco se trata de encontrar el hilo negro en la enseñanza de idiomas, ya que, parafraseando a Johonson (2008, p. 72), cualquier idea por innovadora que parezca se ha derivado de otra. Lo que aquí se intenta es obtener una perspectiva didáctica holística que coadyuve tanto a docentes como a discentes en el difícil proceso de enseñanza aprendizaje de lengua extranjera, analizando la cultura que rodea a ambas partes como factor determinante.

DESARROLLO

Hoy en día la educación en general está bajo la lupa de los diferentes organismos internacionales, razón por la cual han surgido las diferentes reformas educativas en México; éstas han encontrado un fuerte sustento en lo expresado por la UNESCO (2012) en un breve texto titulado “El conocimiento, los valores y las competencias necesarias para respetar y procurar los conocimientos y la sabiduría”, en el que se enlistan los factores de este propósito:

• Aprender a aprender.
• Adquirir el gusto por el aprendizaje a lo largo de toda la vida.
• Desarrollar la capacidad de reflexión crítica.
• Dotarse de instrumentos para comprender el mundo.
• Comprender los conceptos y asuntos relativos a la sostenibilidad.

Pero, ¿en qué consiste este aprender a aprender? “Aprender a aprender sería tener conciencia de cómo uno aprende, de los mecanismos que está usando, de cuáles son las maneras más eficaces para aprender, donde se destaca la manera de entender, analizar y aprender las cosas del exterior por los medios que a cada uno le parezcan convenientes o cómodos” (Wompner, 2007, p. 5).

Sin embargo, para poder hablar de aprender a aprender debemos tomar en cuenta que no se sugiere el planteamiento de una fórmula, pues es necesario tomar en cuenta cada uno de los factores que se encuentran implicados en esta corta frase. Tal como lo señala Otal (1997, p. 159), “este proceso de automatización implica un cambio de las representaciones culturales de los papeles de los profesores y estudiantes”; lo que nos presenta de alguna forma la complejidad de la tarea.

Es ese aspecto cultura que poseen ambos actores de esta dialéctica pedagógica, el que puede potencializar u obstaculizar el progreso de los estudiantes de lenguas, entendiendo como cultura “la organización social del sentido, interiorizado en forma relativamente estable por los sujetos en forma de esquemas o de representaciones compartidas, y objetivado en formas simbólicas, todo ello en contextos históricamente específicos y socialmente estructurados” (Giménez, 2004, p. 78).
¿Pero qué es lo que se espera de los involucrados en este proceso? En el Marco común europeo de referencia para la enseñanza de lenguas  (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2002, pp. 139-140), se manifiestan sus respectivos roles:

“Profesores. De ellos se espera que realicen un seguimiento del progreso de los alumnos y que encuentren el modo de que los alumnos reconozcan, analicen y superen sus problemas de aprendizaje, y puedan desarrollar sus capacidades individuales a la hora de aprender”.

“Los alumnos son, naturalmente, las personas finalmente implicadas en los procesos de adquisición y aprendizaje de la lengua. Son ellos los que tienen que desarrollar las competencias y las estrategias (en la medida en que aún no lo hayan hecho) y realizar las tareas, las actividades y los procesos necesarios para participar con eficacia en situaciones comunicativas.

“Sin embargo, relativamente pocos aprenden de manera activa tomando la iniciativa a la hora de planear, estructurar y ejecutar sus propios procesos de aprendizaje.”

CONCLUSIONES
¿De qué se trata a fin de cuentas? Es verdad que se pueden sugerir, como lo han hecho otros autores desde la perspectiva de otras asignaturas, una serie de actividades que ayuden a ambas partes; sin embargo, a fin de cuentas lo necesario procederá, desde luego, de los estudiantes, pero partirá de lo que el docente sea capaz de provocar en ellos.

Respecto a la capacidad de aprender, se espera o se exige que los alumnos desarrollen sus destrezas de estudio y sus destrezas heurísticas, así como su aceptación de la responsabilidad de su propio aprendizaje, según se expresa en el Marco común europeo de referencia para la enseñanza de lenguas, sección 5.1.4  (2002, p. 148):

a) Simplemente como producto del aprendizaje y de la enseñanza de la lengua, sin ninguna planificación ni organización especiales.

b) Transfiriendo paulatinamente la responsabilidad del aprendizaje desde el profesor a los alumnos, y animándolos a que reflexionen sobre su aprendizaje y a que compartan esta experiencia con otros alumnos.

c) Despertando la conciencia del alumno sistemáticamente respecto a los procesos de aprendizaje o enseñanza en los que participan.

d) Embarcando a los alumnos como participantes en la experimentación de distintas opciones metodológicas.

e) Consiguiendo que los alumnos reconozcan su propio estilo cognitivo y que desarrollen consecuentemente sus propias estrategias de aprendizaje.

BIOGRAFÍA

Giménez, Gilberto. (2004). Culturas e identidades [número especial]. Revista Mexicana de Sociología, 66.

Johonson, Keith. (2008). Aprender y enseñar lenguas extranjeras, una
introducción. Fondo de Cultura Económica: México.

Martínez, Bernardo. (septiembre-diciembre, 2008). El aprendizaje de la cultura y la cultura de aprender. Convergencia, 15(048), 287-307

Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. (2002). Marco común europeo de referencia para las lenguas: aprendizaje, enseñanza, evaluación. Subdirección General de Cooperación Internacional para la edición impresa en español: Madrid.

Otal, José Luis. (1997). Estudios de Lingüística Aplicada. Publicaciones de la Universidad de Jaume: España.

Wompner, Fredy y Fernández Montt, René. (2007). Aprender a aprender. Un método valioso para la educación superior. Observatorio de la Economía Latinoamericana, 72.

UNESCO. (12 de abril de 2012). El conocimiento, los valores y las competencias necesarias para respetar y procurar los conocimientos y la sabiduría [página electrónica]. Recuperado de http://www.unesco.org/es/education-for-sustainable-development/strategy/learning-to-know/