Adicciones en la adolescencia: Entre la curiosidad y el límite
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“La adicción es una enfermedad caracterizada por el uso compulsivo de drogas, a pesar de sus consecuencias. Se considera un trastorno del cerebro porque implica cambios funcionales en circuitos involucrados con el estrés y el autocontrol” (National Institute on Drug Abuse, 2020).
Las adicciones en la adolescencia son un problema complejo que afecta directamente la salud física, emocional y el futuro de los jóvenes. Estas adicciones se relacionan con sustancias como el alcohol, el tabaco o las drogas ilícitas, y también con conductas como el uso excesivo de redes sociales, videojuegos o apuestas en línea.
Factores como la presión social, el deseo de experimentar, problemas emocionales o familiares pueden aumentar el riesgo de desarrollar una adicción. Una vez instaurada la dependencia, salir de ella requiere apoyo profesional, familiar y social. En esta nota se exploran las causas, consecuencias y estrategias de prevención, con el objetivo de crear conciencia y ofrecer herramientas útiles frente a esta realidad.
Comprendiendo las adicciones en la adolescencia
Hablar de adicciones en adolescentes implica mirar más allá de los juicios y entender el contexto. ¿Por qué muchos jóvenes caen en conductas adictivas? ¿Es sólo una mala decisión o hay factores más profundos detrás?
“La adolescencia es un período crítico para el inicio de las adicciones” (Martínez, 2020).
Durante la adolescencia, el cerebro aún está en proceso de maduración, especialmente las zonas encargadas de la toma de decisiones y el control de impulsos. Por eso, muchas veces las emociones ganan terreno frente a la razón. La curiosidad, el deseo de pertenencia o la necesidad de evasión pueden llevar a experimentar sin medir consecuencias. Y aunque probar cosas nuevas es parte del crecimiento, el problema aparece cuando esa exploración se convierte en exceso y no hay orientación ni información suficiente.
“Las sustancias interfieren con el desarrollo emocional” (Fernández, 2020).
No se trata de satanizar el alcohol, el vapeo o los videojuegos, es necesario ser claros y sin prejuicios al abordar los riesgos reales que implica su uso abusivo, especialmente en etapas del desarrollo como la adolescencia. Lo que empieza como algo “divertido” o “de moda” puede derivar en una dependencia difícil de manejar.
Más allá de las sustancias: las adicciones conductuales
Hoy sabemos que no todas las adicciones implican consumir una sustancia. Existen adicciones conductuales que afectan a muchos adolescentes sin que se note: el uso compulsivo del celular, la necesidad constante de validación en redes sociales o pasar horas frente a videojuegos.
“Las redes sociales influyen en el consumo de sustancias en jóvenes” (González, 2021).
¿Cuántas veces sentimos la necesidad de revisar el teléfono sin motivo real? ¿O terminamos jugando hasta la madrugada sin darnos cuenta? Este tipo de comportamientos pueden alterar el sueño, afectar el rendimiento académico, aumentar la ansiedad y deteriorar las relaciones sociales.
Por eso, más que repetir “no lo hagas”, es necesario fomentar la moderación y el pensamiento crítico. No todo placer inmediato merece ser vivido en ese momento. Entender que el autocuidado también es saber cuándo decir “hasta aquí” es una forma madura de disfrutar la vida.
“Los adolescentes a menudo usan drogas para manejar el estrés” (Salinas, 2022).
Las adicciones, muchas veces, son una forma de escapar del estrés, la tristeza o el vacío. Por eso, es clave ofrecer a los jóvenes alternativas saludables de manejo emocional y espacios donde puedan expresarse sin miedo a ser juzgados.
El rol de la familia y la comunidad
“El apoyo familiar es clave en la prevención de adicciones” (Rojas, 2021).
La prevención no empieza con el castigo ni termina con una charla aislada. Los adolescentes necesitan acompañamiento, límites claros y, sobre todo, diálogo. Necesitan sentir que pueden hablar sin ser censurados, que tienen alguien que los escuche y les ofrezca guía.
La escuela y la comunidad también juegan un papel fundamental. Programas de prevención, talleres de salud mental, espacios deportivos o artísticos pueden convertirse en canales de expresión y contención para los jóvenes.
Las adicciones en la adolescencia no deben abordarse desde los extremos. No se trata de permitir todo ni de prohibir todo sin explicar. Es necesario educar, escuchar y acompañar.
La adolescencia es una etapa de búsqueda y construcción personal. La curiosidad es natural, pero debe ir de la mano con información, contención y conciencia. No toda conducta lleva a una adicción, pero cuando se pierde el control, las consecuencias pueden ser graves.
Por lo tanto, en lugar de imponer miedo, debemos fomentar el equilibrio. Enseñar que cuidar de uno mismo es también saber poner límites. Y que esos límites no son castigos, sino herramientas para disfrutar la vida de forma más plena y saludable.
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Referencias bibliográficas
Rojas-Jara, C., Polanco-Carrasco, R., Caycho-Rodríguez, T., Acuña-Espinoza, R. y González-Serrano, (2021). Experiencias adversas en la infancia y el uso de drogas en la adolescencia y adultez: un análisis de la evidencia. Universitas Psychologica, 20, 1–15.
Autores: Ana Karen Saldívar Lira, Romina Jiménez Gasca y Sebastián Gael Martínez López.