Los propósitos
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Se acerca el final del año y por lo tanto el inicio de uno nuevo. Y no es por adelantarnos y considerar más importante el inicio de un nuevo ciclo sobre el final de otro, es sólo que los seres humanos tenemos una peculiar forma de enfrentarnos a las cosas o circunstancias nuevas en nuestras vidas.
Según innumerables estudios, los seres humanos tenemos enormes problemas para cambiar nuestros hábitos, para modificar nuestra forma de actuar, para incorporar nuevas actividades a nuestras rutinas habituales. Y parece ser un asunto biológico y no sólo de la llamada “fuerza de voluntad”.
En algunos estudios se ha demostrado que el cerebro cansado, poco motivado, disminuye la fuerza de voluntad de la persona y por lo tanto puede complicar significativamente el nivel de atención y esfuerzo para cumplir ciertos propósitos.
Existen teorías sobre lograr cambiar un hábito después de realizar 21 días consecutivos la actividad que pretendemos incorporar como nueva en nuestra vida. Esto quiere decir que en el día 22 de realizarla y debido al refuerzo neurológico daría paso a un nuevo hábito, Claro, después de ello no debemos olvidarlo ya que “creemos que se nos hizo hábito”.
Debemos concentrar nuestra energía y por lo tanto nuestras acciones en la actividad que nos hemos propuesto. Entre más pensemos en eso, debo ir al gimnasio esta tarde, terminar los pendientes, leer el libro que hemos comprado, existe más posibilidad de llevarlo a la acción sin posponerlo u olvidarlo hasta el próximo año o el siguiente ciclo.
Cualesquiera que sean nuestros propósitos, los cambios que pensamos traer a nuestra vidas, es importante visualizarlos en términos reales y medibles. No resulto útil plantearnos aprender 5 idiomas nuevos si somos monolingües, o terminar un posgrado si no lo hemos iniciado aún. Nuestras metas deben ser viables para que, a pesar de las contingencias de la vida, puedan cumplirse en un plazo de tiempo razonable.
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