La moda de alimentarse. Primera parte
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Cuando de salud se trata, uno de los temas más frecuentes en la actualidad se relaciona con los alimentos y la calidad de los mismos. Esto se debe en gran medida a que las sociedades modernas, cada vez más frenéticas, más sedentarias, menos orgánicas y naturales, padecen enfermedades y condiciones muy diferentes a las de sociedades hace apenas unas décadas. El resultado de la reflexión es que “la calidad y el tipo de alimentos” que se consumen en la actualidad puede ser uno de los factores determinantes en la salud o ausencia de ella.
“Somos lo que comemos” tiene cada vez un significado más contundente. Tan importante y significativo se ha vuelto, que ahora es común escuchar que la gente es vegetariana, frutariana, orgánicos y multiplicidad de condiciones en que sustentan sus hábitos alimenticios. Algunas personas, incluso, al extremo. Para algunos sería impensable comer algún producto derivado de animal alguno, mientras para otros consumir productos que sean procesados es casi un pecado capital. A ese nivel extremo ha llegado la sociedad.
Pero lo extremo de la sociedad no está sólo en hábitos de cuidado, quizá la fiebre de ellos se debe a que el mundo se encuentra en una crisis de obesidad, padecimientos cardiovasculares, cánceres y demás patologías que han puesto a actuar a muchos y a pensar a otros. Algunos en perspectivas y posturas incluso ideológicas a otros a asumir compromisos de orden ético. Frente a lo que el nutricionista Juan Revenga dice “Esto no pasaba hace 40 años, creo que deberíamos descongestionar la relación con la comida y relajarnos un poco”, tan sencillo como: “Comer menos cantidad y comer mejor”.
Y esas son dos claves del poder de los alimentos. O la ausencia de ese poder. Explica el doctor José M. Ordóvas, especialista del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares en España que: “Los humanos hace muy poco que podemos permitirnos el lujo de tener manías y obsesiones con la comida, y el precio ha sido perder el sentido común y la intuición que nos caracterizaba y que aún podemos encontrar en otras especies”.
Ni Revenga ni Ordóvas pueden explicarse esta crisis de actitud hacia la comida, aunque proponen que hay algo de moda y “postura” en estas actitudes posmodernas nuestras. Incluso en el ámbito de la investigación científica es posible encontrar estas posiciones y sus contrapartes debatiendo todo el tiempo, incluso llegando al ridículo. En la segunda parte de esta nota profundizaremos en esta circunstancia y propondremos algunas soluciones razonables.
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