La calidad comienza con la educación y termina con la educación Edición Especial No. 1
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Autor: Mélida del Carmen Alfaro Castellanos.
RESUMEN
La administración y sus múltiples herramientas cumplen con los principios administrativos, el primero de ellos es la universalidad, aplicable a todo organismo, empresas comerciales o de servicios, públicas o privadas, iglesias e instituciones educativas, y es en este campo donde la sinergia tiene un papel importante para la integración de sus elementos o partes que la componen.
PALABRAS CLAVE: Sinergia, calidad, globalización, know how.
INTRODUCCIÓN
Como bien hace mención el primer principio de la calidad de Kauro Ishikawa, ésta comienza con la educación y termina con la educación. Es una de las citas más mencionadas dentro del ámbito de la administración. Hace referencia al compromiso que debe existir en cualquier organización, sea comercial, de producción, o de servicios, por ofrecer una mejor calidad de vida para los que en ella participan, pues es solamente mediante la educación, que los seres humanos experimentamos nuestro propio crecimiento intelectual y profesional, sin olvidar el económico (Kondo, 1994).
De tal manera que la praxis pedagógica no puede continuar o pretender seguir con métodos tradicionales en la educación, es inoperante acceder a un aula escolar y encontrarnos con maestros dictadores, castigadores, esto debe quedar en el pasado, estamos en la era (desde el punto de vista administrativo) del talento humano, donde se hace insufi ciente el ostentar un título profesional sin importar la profesión; la actualidad exige mayores requerimientos, nuevas prácticas docentes, gerenciales o tecnológicas, que permitan responder a las necesidades que la sociedad demanda.
DESARROLLO
El trabajo dentro del aula debe enfocarse hacia una transformación social, tenemos la misión de buscar estrategias que lleven a una educación de calidad en benefi cio de los estudiantes, centrada en el desarrollo de sus habilidades, capacidades intelectuales, la búsqueda constante del desarrollo de sus competencias, pero sin olvidar que nuestro trabajo se empeña en el desarrollo de seres humanos, es en este sentido que se hace imprescindible la formación y consolidación de los valores sociales y humanos.
Esta comunión entre docente y estudiante recae en el compromiso social, la conservación y respeto que se le debe a la diversidad cultural, al medio ambiente, pero también a la superación personal que el estudiante debe mostrar gracias a una adecuada formación integral.
Son estos cambios generacionales los que forman barreras y nos llevan a formular una nueva visión sobre el papel que se tiene como docente en la sociedad contemporánea, así como los retos a los que debemos enfrentarnos y las responsabilidades que debemos asumir. El docente debe estar preparado para enfrentarse a cambios no solamente generacionales, sino también económicos, culturales, políticos y en muchas ocasiones jurídicos, y debe responder a ellos de manera efi ciente para, así, proponer y promover cambios para el mejoramiento de la sociedad en su conjunto.
De acuerdo con lo anterior, y gracias a los continuos desafíos propuestos por los cambios (producto de la tendencia global), así como por la dinámica social y educativa del país, hay retos futuros que nos mantienen en constante movimiento, de no ser así, cualquier organismo social tiende a volverse indiferente y con el tiempo a desaparecer.
Este enfoque busca un cambio cultural tomando como base las nuevas prácticas educativas, cuya finalidad es estimular el talento humano, las capacidades cognitivas, y el fortalecimiento de las habilidades y la creatividad, sin perder de vista el humanismo.
Dicho en otras palabras, la sociedad posmoderna requiere docentes cada vez más comprometidos hacia su labor, dispuestos al cambio, con capacidades de liderazgo, actitud creativa e innovadora que permita facilitar el proceso de enseñanza y aprendizaje. Parece casi imposible creer que las escuelas u organismos comulguen con este punto de vista, porque mientras la parte educativa se encuentra preocupada y ocupada por guiar y fortalecer a sus estudiantes, fomentando en ellos valores, el sentido de liderazgo, desarrollo creativo, participativo, colaborativo, entre otros, el ámbito empresarial exige profesionistas capaces de acatar órdenes, de cumplir con un horario, incapaz de tomar sus propias decisiones.
Resulta contrastante y confusa la manera en cómo se visualiza la educación en México, pues ingresar a la escuela es sinónimo de conseguir un mejor empleo, con un mejor sueldo, sin trabajar tanto, y no como la oportunidad de crecimiento profesional que también trae consigo beneficios económicos.
Un docente se encuentra expuesto al cambio continuo y, va mucho más allá de ser un simple empleado de la planilla docente, mucho más que ser un empleado con plaza de gobierno, es quien garantiza la búsqueda de las causas principales y necesidades que hacen posible la transformación y el cambio en la sociedad.
Si de alguna manera pensamos en las competencias que los estudiantes deben desarrollar, también se hace necesario analizar las competencias que el profesional o docente debe reunir al ser parte una parte vital del proceso educativo.
Dentro de las competencias que el docente debe poseer se encuentran: la ética y los valores, ser autodidacta, autocrítico, tener una buena comunicación, liderazgo,capacidad de trabajo en equipo, conocimiento de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, empatía, sinergia, búsqueda de constante aprendizaje, motivación, una formación humanista, que sea facilitador y no un dificultador del conocimiento, que sea orientador hacia las transformaciones y un permanente acompañante del estudiante a través de todo el proceso de enseñanza – aprendizaje.
Como parte de las competencias especializadas que debe poseer el docente se encuentran:
Revisar, criticar, formular o modificar los objetivos del aprendizaje.
- Explorar las necesidades e intereses de sus estudiantes.
- Definir y describir los contenidos de una actividad docente para su especialidad, así como fijar prerrequisitos para las asignaturas.
- Seleccionar y preparar material didáctico para la actividad docente y diseñar un sistema de evaluación del aprendizaje.
- Adecuar la relación entre actividades prácticas y teóricas.
- Involucrar a los estudiantes en la configuración de las unidades de aprendizaje y analizar los resultados de las evaluaciones en el aprendizaje de sus estudiantes.
- Evaluar el proceso docente en su globalidad.
- Promover hábitos de estudio adecuados a la profesión de sus estudiantes (De los Ríos et al., 2000).
CONCLUSIONES
La sinergia es uno de los principales aspectos que integran el campo empresarial, es en este sentido que toda institución educativa es tomada también como una empresa, no precisamente porque otorgue a la sociedad productos terminados, sino porque al igual que toda organización, se encuentra integrada y compuesta por diferentes recursos, entre ellos el capital humano.
La sinergia que está representada de manera algebraica con la suma de dos más dos igual a tres, enseña un panorama de aprovechamiento, de participación entre los que la componen, es la búsqueda de la fórmula correcta, de las estrategias administrativas, del emprender día con día actitudes y aptitudes para el desarrollo y cumplimiento de un trabajo que tiene trascendencia en el futuro de muchas personas.
El aprovechamiento al máximo de ese nuevo término del talento humano, el “saber hacer o cómo hacer” (know how) y que no se encuentra protegido por una patente o marca y que además es intransferible, pero que sí es necesario para el cumplimiento de los objetivos tanto individuales como organizacionales será fundamental para que los procesos de mejora educativos tengan un reflejo evidente en los procesos sociales y productivos en los que se inserten los estudiantes a los que hoy acompañen los nuevos docentes comprometidos con una formación cada vez más sólida e integral.
BIBLIOGRAFÍA
Kondo, Y. (1994). Kaoru Ishikawa: What he thought and achieved, a basis for further research. Quality management journal, 1, (4).
De los Ríos, D., Herrera, J., Letelier, M., Poblete, A. y Zúñiga, M. (2000). Paradigmas y competencias profesionales.